Como una nebulosa aparecen en mí memoria aquellos años en que se tejía el cañamazo sobre el que había de asentarse el hilo de las ilusiones, de infancia primero y de adolescencia después. Con esa ilusión recuerdo que nuestras casas, con la sala, una de las piezas más importantes era la cocina. Sobre el piso brillante de baldosas con rombos blancos y negros, descansaban los muebles que la componían. La mesa era de piedra de mármol sobre patas de madera torneada, y el armario de cocina, de cajones y puertas con grandes bisagras tenía unos cristales correderos en el centro, donde lucía una vajilla limpia e inmaculada.
La cocina de carbón, era de hierro fundido y la chapa brillaba, porque nuestras madres la fregaban con estropajo y arena.
Qué diferencia con las cocinas de hoy. Aquellas tenían vida propia porque además en una esquina de la pared, sobre una palomilla de madera con copete tallado, reinaba el aparato más importante de la casa, "la Radio".
La radio, grande, de baquelita, con dos grandes botones a los lados y unas teclas de marfil en el centro, la vestían nuestras madres con una funda de hilo bordada a ganchillo que era una verdadera obra de arte.
Y allí nacían los sueños y las ilusiones que como por arte de magia lanzaban al aire aquellas voces que salían del maravilloso aparato. A las cinco de la tarde nuestras madres y abuelas se recogían escuchando los seriales de Sautier Casaseca, animados en el descanso por aquel negrito del África tropical que muy alegre cantaba la canción del Cola Cao. La programación se sucedía cargada de programas de Radio Nacional, Radio Asturias y tantos que encontraba aquella aguja que se deslizaba por una ventana de cristal repleta de nombres. Se necesitaría todo un libro para hablar de aquella radio, pero en el pequeño espacio de mi "Lápiz" quiero recordar a Radio Juventud de Langreo, y a los maravilloso locutores que con su voz llenaban las "ondas" de ilusión.
Pili Cabal, Inés Turbón, José Ramón Alonso, Álvarez Llana... llenaban las "ondas" de todo el Valle.
Era admirable la entrañable colaboración de Abelardo Torrijos que desde su "cruce del Berrón" nos cantaba el "alire lire lon". Y en honor de todos ellos mi Lápiz dibuja a mi amigo Faustino Fernández González "Tino" con su programa "La Ronda" , todo un bombazo de la época. La música con los comentarios dedicados unió jóvenes amores. Se denomina voz de terciopelo la que es suave, melodiosa, armónica y no me cabe duda de que mi amigo Tino, fue la voz de terciopelo de Radio Juventud de Langreo.
