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Fernando Delgado

El historiador del Aramo

La importante labor investigadora y divulgativa de José Luis Cabo Sariego, cronista oficial de Riosa y exsecretario municipal

Apellidarse Cabo de primero y Sariego de segundo es una filiación inequívoca de ser riosano hasta la médula. No hay quien conozca mejor todos los pueblos, rincones y habitantes de este municipio ubicado a la sombra del Aramo que José Luis Cabo Sariego, su cronista oficial, quien ha ejercido durante 38 años como secretario municipal y ahora desarrolla una importante e interesante labor investigadora y divulgativa sobre las costumbres y tradiciones del concejo tanto en el ámbito cultural como en el social e histórico.

Nacido en La Vega en diciembre de 1945 -el próximo día veinte cumplirá setenta y dos años-- José Luis desprende "riosanismo" por todos sus poros. A finales de octubre vivió unas de las jornadas más emotivas de su vida cuando fue arropado por cientos de vecinos, durante su toma de posesión como cronista, quienes quisieron agradecerle así la ingente, desinteresada y encomiable labor investigadora y divulgativa que realiza en favor de su concejo.

Este riosano ejemplar, amante del montañismo y de la fotografía, ejerce como un cronista todoterreno que pisa el barro para escribir sus reportajes y se implica a fondo en todo aquello que afecta a su municipio. Su activa participación en la recuperación del patrimonio histórico industrial minero o en la promoción de la senda por las antiguas explotaciones carboníferas de montaña que parten de su querido Villameri, o sus interesantes estudios sobre las minas de cobre de Texeo, o sus profundas investigaciones sobre los toponímicos del Aramo, o su trabajo de coordinación entre los movimientos asociativos para presentar la candidatura al premio de Pueblo Ejemplar, son algunos ejemplos significativos de su implicación personal y trabajo en favor de su municipio.

Licenciado en Derecho por la Universidad de Oviedo, José Luis ha ejercido durante treinta y ocho años, hasta el 2010 en el que se jubiló, como secretario municipal del Consistorio riosano lo que le permite conocer a fondo todos los entresijos del concejo, tanto de su paisaje como de su paisanaje, que divulga a través de las redes sociales informando de todas las actividades y eventos que se celebran así como recuperando e investigando tradiciones y costumbres de los antepasados.

"De casta le viene al galgo" ya que su padre, José Cabo, conocido como "Pepín el secretario" trabajó también, anteriormente, durante 51 años como oficial mayor del Ayuntamiento de Riosa y su abuelo, Avelino Cabo, también ejerció desde finales del siglo XIX hasta principios del XX como secretario de dicho Consistorio. Por lo tanto, estas tres generaciones de los Cabo han ejercido ininterrumpidamente durante tres siglos distintos como máximos funcionarios locales del concejo en diferentes periodos históricos. Un auténtico y peculiar récord que probablemente no tenga parangón en la administración pública.

José Luis entró a trabajar en 1973 como administrativo en el Ayuntamiento Riosa habiendo obtenido ya la licenciatura en Derecho y en 1980 sacó adelante la oposición obteniendo el número uno del Tribunal de Oviedo que examinaba a los aspirantes a secretarios municipales de todo el norte de España. Se habían presentado 15.000 en aquel año. "Estuve varios meses sin salir de casa para preparar la oposición ya que me jugaba mucho y al sacar el número uno pude elegir quedarme en Riosa aunque tenía opciones de irme a ayuntamientos de mayor población", recuerda. Su esposa María Teresa también es riosana de Villameri y sus hijos José Luis, Ezequiel y Alejandro, aunque se criaron en el concejo han tenido que marcharse fuera de Asturias por motivos laborales: el primero a Orense, el segundo a León y el tercero, que es periodista, trabaja actualmente en Bolivia para el grupo Mediapro.

"Me crie en La Vega y fui a la escuela de Don Vicente. A los nueve años fui interno a los Dominicos de Oviedo y allí estudié el bachiller por letras del latín y griego con el Padre Pedro. Tras el PREU entré en la Universidad de Oviedo hasta licenciarme en Derecho", así resume José Luis su periplo estudiantil.

Su madre Florinda, nacida en Muriellos, ejerció muchos años como maestra en la entonces escuela de niñas de La Vega y su padre "Pepin el secretario" era natural de Prunadiella. Durante su juventud formó parte en 1970 de un grupo de Espeleología y de Montaña integrado por chavales de Riosa y Morcín y participó también durante muchos años organizando las fiestas patronales del Rosario. "El Aramo es como un queso gruyere por el gran número de cuevas que posee en su interior", afirma. Recuerda con nostalgia la época de plenitud de desarrollo económico de la comarca vinculado a la minería del carbón. "A pesar del dicho de que nadie es profeta en su tierra, no me puedo quejar ya que he tenido una vida plácida como amigo y consejero de todos los vecinos", asevera.

La historia, la montaña y la fotografía son sus grandes pasiones desde joven y a partir de su jubilación, en 2010, dispone de mucho más tiempo para disfrutarlas. "Mi padre tenía muchos documentos sobre la historia del concejo lo que hizo que me aficionase a investigar sobre la misma y seguir la estela que él me marcó", asegura. Además de la influencia de su padre también su hijo Ezequiel tiene gran parte de culpa por iniciarle en las redes sociales en las que José Luis ha publicado y compartido a través de la web "Historia y patrimonio de Riosa" más de mil trabajos realizados sobre el municipio.

Comenzó sus publicaciones con las minas de cobre de Texeo en el Aramo y luego con las explotaciones carboníferas de montaña del coto de Riosa y Morcín. También catalogó los hórreos, paneras y molinos así como las capillas, ermitas y fiestas del concejo. Asimismo, estudió tradiciones y costumbres ya desaparecidas como la elaboración de la escanda e identificó los hoyos lobales existentes, trampas que se construían para cazar lobos. Ha investigado los topónimos del Aramo y los albores de la minería del carbón en 1846 en Porció para suministrar de coque la fábrica de cañones de Trubia. Ha realizado un profundo estudio sobre el ingeniero belga Dionisio Thiry Delmalle, casado en 1850 con la morciniega Luisa Palacio, quien obtuvo un gran protagonismo en la industrialización asturiana del siglo XIX ya que además de director de las minas de Porció también ejerció como director de la Real Compañía Asturiana de Minas que gestionaba la explotación de Arnao y, finalmente, fundó la Fábrica de pólvora de la Manjoya.

José Luis Cabo ha vivido en primer plano la transición política y económica del concejo de Riosa ya que ha trabajado como secretario municipal con seis alcaldes: Silvino Sariego, Avelino Pérez, Carlos Martínez, Aladino Alvarez, Alfredo Espina y José Antonio Muñiz. De todos ellos guarda un gran recuerdo y un excelente trato al igual que desea agradecer a Ana Díaz, actual regidora, el gran reconocimiento por de haberle nombrado cronista oficial con el apoyo unánime de toda la Corporación municipal.

El cronista recuerda con nostalgia las concurridas fiestas de Santa Bárbara en el pozo Montsacro de Ensidesa y luego de Hunosa. "Había un gran esplendor económico que se percibía en las decenas de bares instalados en el municipio ya que, por ejemplo, en La Ará había una sucesión consecutiva de bares desde el Puente hasta la discoteca Hawai. Además de los chigres también había varias sastrerías, carnicerías, zapaterías, ferreterías, tiendas de ultramarinos y varios almacenes de vino. La primera sala de fiestas fue el salón de Patro, luego el Hawai, al que venían de toda Asturias, y más tarde Mama Luna. Había también numerosos pequeños chigres tienda mixtos en todos los pueblos que eran habituales puntos de encuentro de los vecinos que se abastecían de todo lo que necesitaban. Recuerdo cuando en el pueblo de Villameri se vendían 150 barras de pan al día o en 1961 se llegaron a pesar seiscientos cerdos para la matanza. En 1959 se vendían unos 30.000 litros de vino al mes y en septiembre de ese mismo año se llegaron a vender 79.000. Entre 1956 y 1962 se consumieron casi dos millones de litros de vino y en 1950 nacían en el concejo 152 niños y mientras ahora apenas nacen tres".

El desarrollo urbanístico de La Ará y de Nijeres, los animados partidos de fútbol en el antiguo campo de El Llerón, junto al río, que era más ancho por un lado que por el otro y en el que estaba identificado "el cantiquín del cura", desde donde el entonces sacerdote Nicanor López Brugos centraba con precisión los balones al área para el remate, son algunos de los recuerdos que rememora el cronista oficial.

"Este concejo ha sido tierra de promisión y de acogida para cientos de familias de fuera de Asturias que vinieron a trabajar primero a las minas de cobre de Texeo en su poblado minero de Rioseco y luego a las minas de carbón. Las de cobre, que llegaron dar empleo a 150 trabajadores de los que treinta eran mujeres, cerraron en 1960 y las de carbón que en la época de mayor apogeo con el pozo Montsacro de Hunosa llegó a dar trabajo a más de un millar de mineros, cerró en 2014. De los casi 3.300 habitantes que llegó a tener Riosa en 1970 se ha bajado a los dos mil", recuerda.

"Con cierre del pozo Montsacro hubo que cambiar el chip ante la pérdida de empleo al no existir alternativas y no disponer de suelo industrial. Muchos se buscaron la vida y ha habido un resurgir del movimiento asociativo que busca la unión de la comunidad para salir adelante e intentan asociarse para afrontar mejor el incierto futuro que debe pasar por poner en valor nuestros grandes recursos naturales y turísticos y desarrollar pequeñas explotaciones agroalimentarias que fijen población y generen empleo", asegura este sabio cronista todo terreno.

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