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Velando el fuego

Día de ausencias

La entrega del premio de poesía "Alberto Vega", dedicado al autor langreano fallecido en 2006

Hoy jueves, a partir de las 19.30 horas y en la Casa de Cultura Alberto Vega de La Felguera, se celebrará, una vez más, la entrega del XVIII Premio que da su nombre al conocido poeta, fallecido en el 2006, pero que nos recuerda siempre que "No toda distancia es ausencia, ni todo silencio es olvido". Una ausencia nunca definitiva, al menos en el corazón de quienes compartimos algunas veces con el poeta felguerino la trama de unos días y unas noches en las que "fatigar aceras" se había convertido en un ritual insoslayable, lo mismo que nos bastaba el "trip lejano de la luna", no sólo para alucinar, sino también para alunizar. El premio, dirigido a los escolares de los valles mineros, está organizado por la Asociación Cultural "Cauce del Nalón", patrocinado por el Ayuntamiento de Langreo, y cuenta con la colaboración de LA NUEVA ESPAÑA. Una vez más, la participación fue muy destacada con casi 300 trabajos en los que abundaban temáticas de todo tipo: el amor, con su pizca a veces inevitable de desengaño, la amistad, la soledad y también las preocupaciones sociales por los problemas que nos afectan.

Todo ello, no hace más que corroborar que la poesía goza de una considerable salud, a pesar de quienes se empeñan en denostarla por considerar que se trata de una actividad "poco útil", como la denominan de un modo despectivo quienes están muy lejos de comprender que en verdad la utilidad del arte proviene de un linaje distinto y muy alejado de los valores económicos al alza. Además, este año, y como novedad, se concedió una Mención Especial, con motivo de la celebración el 25 de noviembre del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, al poema que mejor recogiera esta problemática. Hay que resaltar que las ganadoras de las distintas categorías, incluida la de la Mención Especial, fueron todas mujeres. Lo que debe servirnos para recapacitar sobre el motivo de que conozcamos de memoria algún verso de Pablo Neruda o de Lorca o Machado, entre otros, cuando, por el contrario, se lee tan poco a las mujeres poetas.

Si cualquier estructura depende de unos buenos cimientos que le proporcionen estabilidad, la del Premio "Alberto Vega" se sostiene merced al magnífico andamiaje que proporciona la figura del poeta, pero cuenta también con un pilar sólido, con una sempiterna vigilancia de quien, desde el principio, fue el impulsor de este proyecto. Y me refiero, en este caso, a Miguel Montes, a quién resultaría fácil sumergir en un abundante mar de elogios, pero baste con señalar que a su inquebrantable sentido de la amistad (hacia Alberto y también hacia quienes componemos el jurado), une un derroche diario de esfuerzos durante todo el año para que no exista ninguna falla que pueda deslucir el Certamen (y a fe que lo consigue sobradamente). Una pena que en esta ocasión, y debido a un problema en una pierna, causado por un resbalón inoportuno, no pueda estar presente en el acto de entrega. Una ausencia más que añadir a la de Alberto, si bien, estamos seguros de que el año próximo Miguel seguirá al frente de este proyecto al que pronto podremos homenajear con esa letra teñida de reconocida nostalgia (la misma que seguimos sintiendo hacia Alberto). "Que veinte años no es nada / Que febril la mirada, errante en las sombras / Te busca y te nombra...".

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