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Desprendimientos mortales

El accidente del pasado fin de semana en San Isidro se suma a otros tres sucesos similares en las últimas cuatro décadas

Hace tres años hacíamos un repaso a las víctimas causadas por avalanchas de nieve en Asturias. De los ocurridos en las cuencas mencionábamos el devastador alud de Pajares en febrero de 1888 que arrasó literalmente el pueblo del mismo nombre causando once muertos. Menos graves fueron los registrados en Tuiza (enero 1895), El Pino (1910), Tarna (1945) o Peñaubiña (1986). Otros deslizamientos de tierras han causado víctimas durante el pasado siglo.

Por la actualidad del desgraciado accidente sufrido hace unos días en San Isidro debido al desprendimiento de una roca sobre el vehículo que ocupaba José Luis Fernández Simón, y que originó su fallecimiento el pasado día 8, vamos a recuperar la historia de otros accidentes similares en Sobrescobio y Aller en los últimos 40 años.

01.04.1979. Cuando Juan Rodríguez Alonso, natural de Felechosa, viajaba desde esta localidad a Cabañaquinta, donde residía, a la altura de Entrepeñas alcanzó a su coche una piedra de considerables dimensiones produciendo la muerte instantánea a su hijo de corta edad y al propio Juan, después de un día internado en el Hospital General.

17.03.1980. Una vecina de Caleao (Caso), Lili Portugal Calvo, una vez rebasado Rioseco (Sobrescobio) en dirección a Caso, y muy próximo a la central eléctrica, recibió un tremendo impacto de una losa desprendida de la montaña cercana causándole heridas gravísimas. Internada en el Hospital General falleció a los seis días.

1995. Otra vecina de Caso (Orlé), Belén Simón Moritán de 22 años, se dirigía con su automóvil a Laviana, cuando una gran piedra caída del monte aplastaba su coche entre Rioseco y El Condado y causaba su fallecimiento. Curiosamente su primer apellido coincide con el segundo de la última víctima de San Isidro

Son cuatro accidente mortales por desprendimiento de rocas en la mayoría de los casos por la situación inestable de las mismas a causa de las lluvias continuadas, o nevadas recientes, empujadas casi siempre, por la cercanía de ganado vacuno, cabrío o corzos. En todos ellos hay una fatal coincidencia: el golpeo de las piedras justo sobre las cabezas de los fallecidos. 30 o 40 centímetros antes o después hubieran eludido la desgracia. Muchos usuarios de la carretera de Laviana a Campo de Caso o de Felechosa a San Isidro recordamos que era habitual tropezarse con piedras de notable tamaño sueltas a la altura del pantano, entre Rioseco y Campo de Caso o a partir de Cuevas hacia San Isidro. Ha sido milagroso que no se hubieran registrado más accidentes.

Desde hace unos años en San Isidro se han instalado viseras en los tramos de más riesgo de aludes, entre el Puente Cimero y el Mirador de Zubillaga. También se han instalado mallas protectoras en prevención de caídas de piedras en la zona de más riesgo denominada "Las Calzadas", pero por lo que se deduce del último accidente siguen existiendo zonas de peligro evidente más arriba de Cuevas.

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