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A mi aire

Parafernalia navideña

Llega una época de comidas excesivas, que además son cada vez más descafeinadas

Casi sin darnos cuenta, nos tropezamos de bruces con las fiestas navideñas, y la parafernalia que conllevan en variados aspectos, pero básicamente en lo gastronómico. Hace ya tiempo que la tradicional cena de Nochebuena resulta un tanto descafeinada, incluso a su término se sale de copas, y la gente con posibles se larga a sitios más cálidos. La cena familiar decrece en comensales, y ya abundan casos en que la matriarca es sustituida por el encargo al restaurante de la esquina.

En Asturias resulta clásico como menú habitual, la sopa de marisco, entremeses, langostinos, pescado, corderu o cabritín con palatinos, amén de postres y turrones. Tradición pura y dura. Personalmente, cada cierto tiempo, plasmo el menú que me gustaría, además de simple y barato: Mejillones, chorizu, güevu, y patates bien rustíes, una tabla de quesos, amén de un poco de turrón, y si cuadra unes copes del Gaiteru. El cava pa los del "procés". Nada de otro mundo, y al que creo se apuntarían muchos. Espero que Julita se entere.

La Nochevieja, que entiendo es el peor día del año para salir, toca divertirse a plazo fijo por los diversos locales que ofertan un poco de todo, con menús que debes de tener tu móvil conectado a Google para saber de qué va la cosa, pues te puedes encontrar cosas del estilo "Mahonesa de aguacate", "Cherry balsámico", "Pan de cristal", "Aroma de humo de roble", "Salsa de ostras al plancton", "Caviar del monte", o "de mandarina", "Lenteja coral", " Patata rellena de percebes en salsa de albahaca y almendras", "Patata azul al Moet Chandon"? y decenas de mariconaes más. Eso sí, en platos gigantes y adornados, que al final a más de uno le hará añorar la cena que yo me pido para Nochebuena.

Aunque todo se va difuminando un tanto, con mucho menos ambiente, e incluso los habituales de las socorridas felicitaciones y demás gaitas, poco a poco van desapareciendo. Habrá que llevarlo como mejor se pueda. Cada vez me encuentro con más gentes que no les gustan estas fiestas, en coincidencia con uno mismo.

Toca esperar que ¡por fin! llegue el 7 de enero.

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