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Ventana indiscreta

2018, ¿más "oblomovismo"?

Las similitudes entre el personaje de la novela de Ivan Goncharov y la sociedad actual

Pues sí, hace días finalicé la lectura de la novela titulada "Oblomov", del escritor ruso Ivan A. Goncharov, (1812-1891) que en mi opinión, y salvando las distancias de tiempo y contexto, se podría trasladar al panorama actual de nuestro país, haciendo de su lectura una libre interpretación, como así pretendo en estas líneas, y que tal vez pueda invitar a mirarnos en el espejo.

El contexto social de la novela es la Rusia zarista, de siervos y señores, que trata de adaptarse a los cambios experimentados por el avance industrial y las derivaciones que ello conlleva: nuevas relaciones comerciales y reorganización de los sistemas productivos, dejando atrás una sociedad dividida durante siglos en propietarios rentistas y campesinos sin derechos, todo bajo la bota del Zar. Cambio y situación social que derivó, posteriormente, en la Revolución Rusa.

A raíz de la publicación de la novela se dio por llamar "oblomovismo" a ciertas actitudes individuales que adoptaba el protagonista de la misma y que le hacía, paradójicamente, "no hacer nada".

La vida de Oblomov transcurría en la cama. El análisis que hace de la actividad humana, devastador, le invita a permanecer en el lecho, no lo abandona ni para lavarse o vestirse. Tiene amigos, un siervo personal, además de una herencia en el campo, con trescientos siervos y buena renta.

Todo lo tiene, sin embargo su indolencia social y su personalidad superflua se opone a cualquier actividad. Se deja llevar con la sensación de que es la vida quien arrastra, que uno nada puede hacer contra ella y su proceso. Actualmente se diría que "no hay alternativa", que el neoliberalismo todo lo llena, todo lo ocupa. No nos engañemos, hoy el "oblomovismo" es real y se traduce en las dos preguntas, ¿merece la pena luchar por algo? ¿no es vivir una decepción constante?

Oímos a nuestro alrededor con demasiada frecuencia reflexiones como, ¿luchar para qué? ¿Para cambiar el mundo? ¿Para conseguir metas personales? ¿Para realizarse? ¿Para ganar más dinero? ¿Hay algo que merezca la pena ser conseguido y luchar para ello? Seguro, que ante esta serie de preguntas, muchos de nosotros diremos: "claro que merece la pena luchar"; aunque tal vez, y no sin razones, coloquemos un "pero..."

La sátira que hace el autor de la novela sobre la Rusia zarista es, pienso, más actual de lo que en principio podríamos pensar. La indolencia y el conformismo son señas de identidad que se palpan día a día, más allá de que haya personas, que las hay, que no obedecen a esos parámetros de "servidumbre social".

Estas personas que abordan los problemas y que no se amilanan ante las situaciones por muy mal que vengan, están representadas, en la novela, por Shtolz, el mejor amigo del protagonista, que intenta despertar a los perezosos de su atontamiento. Una persona digna, capaz, inteligente y trabajadora que está dispuesta a arreglar, de una vez por todas, las cosas. Y a enfrentarse a esa otra clase que se mueve en la astucia, la corrupción y la explotación, tanto como en la mentira y el escándalo; es aquella nobleza zarista que hoy la vemos representada en el Ibex y en la codicia y explotación de las empresas y de un gobierno que apoya las ambiciones de las mismas con leyes que sirven a los recortes económicos y de derechos.

Frente a la incapacidad de Oblomov para enfrentarse a la vida, es decir frente al conformismo que nos invade, frente a nuestro "oblomovismo", crecen multitud de antagonistas marrulleros corruptos que hacen y deshacen pensando tan sólo en el más inmediato placer o enriquecimiento, en desprecio de quienes son al cabo quienes con su trabajo los enriquecen.

Saquemos a Oblomov de su cama. Hagamos que se ponga las zapatillas y que salga a la ventana, mire la calle, observe qué ocurre y se una a su amigo Shtolz que como tal intenta "salvarlo" y con él mejorar la hacienda y a sus criados.

Son muchas las goteras que tenemos que tapar, tal vez haya que reconstruir la casa. No sé...

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