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Un centro tecnológico para Murias

La reutilización de las instalaciones del antiguo hospital de Mieres para generar empleo y actividad en la comarca

Cada vez que pienso en el viejo Hospital de Murias y sus posibilidades desde la perspectiva de la contribución de ese inmueble a la creación de empleo en Mieres, tengo la impresión de que quienes propusieron en público ideas para darle un nuevo destino se han dejado llevar por la rutinaria tendencia a buscar soluciones fáciles. En la situación en que se encuentra nuestro concejo, que sigue en declive y ha pasado los 39.505 habitantes al acabar 2016 a 38.962 al finalizar 2017, resulta obligado forzar la imaginación y ser ambiciosos, porque solo logrando incrementar el número de firmantes de contratos de trabajo se invertirá la tendencia negativa, siempre que dicho trabajo sea serio, productivo y con posibilidades reales de generar nuevos empleos en actividades complementarias, y no un simple invento político teñido de electoralismo para captar votos a cambio de un espejismo laboral de gran coste económico y nula eficacia a la hora de recuperar -de "resucitar", prefiero escribir- la actividad económica y la vida laboral en nuestro maltrecho municipio.

Ideas que no van a generar empleo

Entre las propuestas que he leído en varios medios y, sobre todo, en este periódico, están la de crear "pisos tutelados" en el edificio del que fue hospital (creo que la propuso Izquierda Unida) y la de instalar un centro de formación silvícola, agrícola, forestal y ganadera (si no me equivoco, la planteó la Cooperativa El Maeral).

En lo que respecta a los "pisos tutelados", para lo que se utilizaría la parte mas moderna del abandonado complejo sanitario, supongo que sus destinatarios serían personas mayores, o bien afectadas de algún tipo de discapacidad o de problemática social de integración.

Lo primero que genera serias dudas es que sea adecuado establecer en Murias lo que, en realidad, se parecería mucho a un "ghetto", desplazando fuera del perímetro de la capital del concejo a los destinatarios de esos pisos tutelados; pero es que, además, la administración pública que asumiera esa carga se vería obligada, tras adquirir la propiedad del edificio (si no la tiene ya) o solicitar la atribución del uso, cuando menos, a lo siguiente: 1º/ Pagar las obras de acondicionamiento del inmueble para el nuevo destino que, si además requiere previas y profundas intervenciones para reforzar o afianzar la estructura antes de proceder a crear los "pisos tutelados", van a suponer un desembolso económico muy elevado. 2º/ Pagar indefinidamente al personal encargado de la tutela de los residentes y la limpieza -al menos de los elementos y dependencias comunes-, además de la calefacción, agua caliente sanitaria y energía eléctrica, salvo que se estableciera una fórmula de reparto del gasto entre los residentes, que acabaría chocando con la lamentable realidad de la falta de capacidad económica de buena parte de ellos que, con sus exiguas pensiones, poco podrían contribuir al gasto de su atención integral. 3º/ Pagar los gastos de mantenimiento del edificio, averías, reparaciones, sistemas de seguridad y vigilancia. Y todo este gasto enorme a cambio de la creación de unos pocos puestos de trabajo escasamente cualificados para atender a los tutelados, cuya actividad tampoco serviría para reducir la carga de los servicios sanitarios ni de los servicios sociales municipales o del Principado. En consecuencia, para realizar una labor social que se podría llevar a cabo en otros lugares con mucho menor gasto, se estaría acometiendo un gasto enorme que -y esto es lo mas lamentable- apenas generaría empleo.

En cuanto a la propuesta de crear un centro de formación silvícola, agrícola, forestal y ganadera, entiendo que la educación en ese sector de la actividad no requiere disponer de un edificio como el viejo hospital de Murias para crear aulas y habilitar depósitos para la maquinaria. A ello se añade que poca trascendencia práctica para la economía local puede tener la formación que se proyecta, pues la idea no parece que pretenda potenciar la creación de empresas agrícolas, o sea, el constituir un vivero de empresas en ese sector de la actividad, sino desarrollar una simple actividad educativa que generará trabajo para el profesorado (¿cuántos serán necesarios?) y prácticamente nada mas.

Entiéndase que no estoy diciendo que no sea conveniente impartir formación en este sector de la actividad: lo que sucede es que la propuesta que se hizo conlleva un gasto elevadísimo en el reforzamiento y adaptación del inmueble para, en definitiva, impartir unas clases que se pueden recibir en cualquier centro escolar público o privado y con un coste ínfimo.

Ideas que sí pueden generar empleo

Mi propuesta incide en el objetivo que pretendo que cale en el lector de estos artículos: que la recuperación de Mieres solo se puede conseguir si se genera empleo productivo. Para ello hay que utilizar todo lo que actualmente tenemos pero, al mismo tiempo, debemos captar o movilizar todos los recursos económicos que sea posible, tanto públicos como privados, y creo que en ese sentido la conversión del viejo hospital de Murias en un importante centro tecnológico sería una buena muestra de que la mentalidad ha cambiado y de que estamos empezando a construir el futuro. En orden a exponer de la forma mas clara mi idea, voy a resumirla en los siguientes apartados:

1º/ Se trata de destinar el complejo sanitario de Murias, abandonado desde 2014, a proporcionar una sede a empresas de tecnología avanzada, ingenierías y cualesquiera otras actividades que no requieren disponer de naves industriales ni de amplias superficies para su funcionamiento. En consecuencia, serían varias las empresas que se podrían radicar allí, y la proximidad entre ellas podría generar nuevas expectativas de negocio si sus actividades son complementarias o se pueden coordinar para ejecutar proyectos que requieran la colaboración de diferentes empresas de distintos sectores.

2º/ La gestión de ese auténtico "parque tecnológico vertical" se debe encomendar a personas o empresas especializadas en la creación de este género de polos de atracción de nuevas actividades económicas.

3º/ El gasto derivado del reforzamiento de la estructura y adaptación del edificio, aunque inicialmente fuera acometido por el propietario (salvo que se decidiera iniciar los trámites para desafectarlo y transmitirlo a manos privadas), se acabaría repercutiendo a las empresas que decidieran instalarse o trasladarse al "Centro Tecnológico de Murias", bien mediante la venta, bien mediante la percepción de un alquiler por la parte del inmueble que ocupen, lo que supondría que las arcas públicas no sufrirían quebranto y que, a mayor abundamiento, percibirían ingresos que podrían destinar a actividades propias.

4º/ Se podría estudiar la conveniencia de vender las sedes o solo de alquilarlas, o un sistema mixto de venta y arrendamiento. En cualquier caso, en el edificio se dispondría de una serie de servicios comunes, entre ellos una sala para conferencias y congresos, cafetería-restaurante y otras actividades complementarias que, a su vez, generarían mas puestos de trabajo.

5º/ Finalmente, y además de intentar captar empresas que podrían estar interesadas en instalarse en el nuevo Centro Tecnológico, sería conveniente reservar una parte del inmueble para aquellas empresas que, surgidas en el Centro de Empresas del Caudal, precisen consolidar su crecimiento antes de disponer de instalaciones de mayor superficie, y haciéndolo sin las limitaciones temporales y de espacio que implica la permanencia en el "vivero de empresas". Según he leído en la página web de Sodeco", hasta el 30 de septiembre de 2016 se alojaron en el del Caudal 156 empresas, generando 386 empleos, lo que supone que las mismas tenían un promedio de dos o tres trabajadores. Realmente no parece un resultado que supere la nota de "aprobado", pero me pregunto si de las que pasaron por el vivero de empresas no se habrán quedado en el camino varias que eran viables solo por no haber conseguido financiación para crecer fuera del "vivero" cuando debieron abandonarlo. Aunque el mercado será el que tendrá la última palabra acerca de las posibilidades de supervivencia de una empresa, lo cierto es que en Mieres no estamos en condiciones de despreciar el talento cada vez que el mismo se detecte y apunte con fuerza, porque ahí pueden estar las semillas de una futura prosperidad, que no solo beneficiará a los emprendedores.

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