Cuando llegamos al gobierno, el Ayuntamiento debía más de 29 millones a bancos y empresas pero cuando acabe este año la deuda rondará el millón de euros. Hace siete años encontramos un Ayuntamiento en la ruina pero ahora acabaremos la legislatura dejando una administración saneada. Por supuesto, no ha sido un camino sencillo: tuvimos que implantar una economía de guerra y erradicar cualquier atisbo de exceso o derroche; tuvimos que pedir a nuestros vecinos que hicieran importantes sacrificios, renunciando a obras e inversiones legítimas, y lo mismo tuvimos que hacer con los trabajadores municipales para evitar que el colapso económico se tradujera en despidos o expedientes de regulación de empleo. Han sido siete años en los que cuidamos de cada euro como si fuera el último e hicimos de la perseverancia ante la dificultad la regla de oro.
Afortunadamente 2018 va a marcar un punto de inflexión: por fin podremos recuperar las inversiones y, además, estamos en condiciones de plantearnos convocar una Oferta de Empleo Público si logramos que el Gobierno de Rajoy ponga fin al cerrojo que supone la tasa de reposición y otras medidas que impiden a los Ayuntamientos poder tomar este tipo de decisiones con libertad y autonomía.
Hemos reducido la deuda a la mínima expresión pero eso no significa que podamos lanzar las campanas al vuelo. Salir de una situación dramática, como la que encontramos en 2011, no ha sido sencillo pero volver a las andadas sería un error catastrófico. Nuestra obligación es gestionar desde la responsabilidad y el rigor, sin hipotecar el futuro de las próximas generaciones.
Precisamente desde el rigor y la responsabilidad vamos a aprobar en los próximos días el presupuesto municipal que permitirá disponer al Ayuntamiento de algo más de 34 millones de euros, de los que más de 2,6 millones serán para acometer inversiones. Entre ellas los proyectos para los que hemos logrado financiación de la UE a través del EDUSI, algo que sólo conseguimos en su momento Avilés y Mieres, lo que confirma la solvencia y el rigor con el que trabaja este gobierno local. Ahora que gracias a la FEMP los Ayuntamientos hemos logrado liberarnos parcialmente de las cadenas de Montoro y podremos utilizar el superávit, vamos multiplicar la cifra de inversión al disponer de otros tres millones adicionales.
La principal partida económica de los presupuestos del Ayuntamiento de Mieres es la destinada a pagar la nómina de los trabajadores y funcionarios municipales: más de 14,4 millones. Es decir, cuatro de cada diez euros van a personal. El Ayuntamiento dispone de 299 empleados y tenemos 40 plazas vacantes que podríamos utilizar para convocar una Oferta de Empleo Público si, como recordaba antes, logramos levantar las prohibiciones que impuso el Gobierno del PP.
Otro de los objetivos estratégicos del gobierno está en modernizar y reorganizar los servicios municipales para dar respuesta a las demandas de los vecinos. No puede ser que tengamos un Ayuntamiento de los tiempos de la diligencia en vez de una administración moderna, ágil y eficaz. En este presupuesto incorporamos las medidas urgentes que recomendaba el informe que encargamos a uno de los mayores expertos en gestión pública del país: poner en marcha una estructura directiva, disponiendo de altos funcionarios capaces de impulsar la profunda transformación que requiere el Ayuntamiento.
Proteger a las familias frente a la crisis era otra de las prioridades que fijó el Alcalde en su discurso de investidura. De hecho, pese a todas las dificultades económicas, el Ayuntamiento de Mieres es el tercero de Asturias que más inversión social por habitante realiza de Asturias. En estos presupuestos se destinarán casi cuatro millones de euros para financiar la política social de los que 1,6 millones van destinados a financiar la Ayuda a Domicilio.
Pero el Ayuntamiento también tiene que llevar a cabo servicios básicos, como la limpieza y recogida de basura para lo que destinan 2,8 millones de euros (casi 1,6 millones van para personal y 675.000 euros cuesta que Cogersa realice el transporte y tratamiento de la basura), la depuración del agua supone 800.000 euros anuales, el suministro eléctrico para el alumbrado púbico y los edificios municipales supone otros 520.000 euros, los 430.000 que pagamos al Principado por el servicio de Bomberos, la factura de la limpieza de los colegios asciende a 410.000 euros y la calefacción de estos centros otros 200.000 euros en cifras redondas. Otros servicios, como la Escuela de la Música y la Escuela de 0 a 3 años, cuentan con un presupuesto conjunto de más de 1,4 millones de euros.
Además, este año también vamos a destinar 400.000 euros mejorar las carreteras municipales; otros 200.000 euros para derribos por ejecución sustitutoria de inmuebles en ruina o susceptibles de serlo; dispondremos de 350.000 euros para Festejos, reforzando la presencia del concejo en el panorama asturiano con citas obligadas como son la Folixa o San Xuan, pero también con las nuevas propuestas que impulsamos en los últimos años; o destinaremos otros 102.000 para llevar a cabo una programación cultural descentralizada cuya calidad está fuera de toda duda.
Son algunos ejemplos porque también hay otras apuestas, como las políticas de igualdad, el deporte, los programas de salud y lucha contra las drogas, las actuaciones en las áreas de mayores o juventud, que requieren también recursos públicos para llevarlos a cabo.
No pretendo marear con cifras, pero sí consideramos necesario contribuir al debate público aportando algunas de las principales magnitudes del presupuesto, para que los vecinos conozcan el destino de sus impuestos. Gobernar también supone rendir cuentas, y este equipo de gobierno ha procurado hacerlo desde el primer día.
