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La Constitución de 1931

Las implicaciones de la proclamación de la II República, recibida con entusiasmo en las comarcas mineras

En el año 1931, España ya había vivido la dictadura de Primo de Rivera y venía de un siglo XIX que estuvo plagado de conflictos civiles (carlistas, tres de ellos) y diferentes guerras coloniales, donde los gobiernos, ya fueran liberales, conservadores o republicanos, reformaban las reglas de juego a su antojo. Por eso, con la Constitución de 1931 se quiso poner fin a esto y a su vez generó ilusiones, tantas que durante mucho tiempo fue ampliamente reconocida dentro y fuera del país

En esta nueva constitución española del 9 de diciembre de 1931, con Niceto Alcalá-Zamora, se establecían nuevos conceptos como eran la libertad de expresión y la libertad de reunión, se instauraba el sufragio femenino, se legalizaba el divorcio y se anulaban los privilegios nobiliarios

Esta constitución nació, como consecuencia de las elecciones municipales celebradas el 12 de abril de 1931, donde los partidos republicanos obtuvieron una gran mayoría; en las capitales de provincia el 67% del electorado (el sufragio era universal y masculino) votó a favor de la unión republicano-socialista y en contra de la monarquía. Ante esos resultados, el rey Alfonso XIII decidió abdicar. La República había triunfado a través de una vía pacífica y democrática.

El triunfo de las candidaturas republicanas en las grandes ciudades precipitó el 14 de abril de 1931 la proclamación de la II República. La amplitud del movimiento popular llevó al rey Alfonso XIII, que quedó aislado y sin apoyos, al exilio. La II República fue proclamada el 14 de abril, tras lo cual se instaló un gobierno provisional que convocó elecciones para las Cortes Constituyentes.

Dichos comicios, celebrados el 28 de junio siguiente, dieron mayoría a la coalición Republicana Socialista. Unos meses después de los comicios la nueva Constitución fue aprobada con fecha de 9 de diciembre de 1931, fecha en que también fue nombrado Niceto Alcalá Zamora como presidente de la República (jefe de Estado) y días después fue designado Manuel Azaña en calidad de presidente de gobierno (jefe de gobierno). Pero volvamos a lo que sucedió en las Cuencas en abril de 1931. Donde al ser conocidas en esta villa las primeras noticias sobre la proclamación de la República en la capital de España y en otras significadas ciudades, se produjo un entusiasmo jamás igualado.

Esta noticia fue proclamada a los mierenses por mediación de los transparentes colocados por el diario de "La Voz de Asturias", formándose en pocos momentos una manifestación que fue tomando caracteres de imponente cuando llegó ante la Casa Consistorial.

Una vez allí, fue colocada la enseña de la República a un tiempo que la Banda municipal de música tocaba La Marsellesa y acompañados de cientos de vítores lanzados por los cientos de manifestantes que formaban un gran estruendo. Se hizo cargo de la Alcaldía el comité revolucionario, tomando en el acto posesión de sus cargos los concejales elegidos. Desde uno de los balcones del Ayuntamiento dirigió la palabra Santiago Orejas, quién se congratuló de la proclamación del nuevo régimen, aconsejando a todos sensatez para dar prueba de ciudadanía. De Santiago Orejas diremos que cuando las tropas de Franco entraran en la villa de Mieres en octubre de 1937, lo detuvieron en el Ayuntamiento abrazado a la bandera de la República.

En ese día de la República se nombró una Junta Administrativa, integrada por Esteban Martínez, como presidente; vicepresidente, José Parrado; y vocales, Joaquín Riesgo, Santiago Orejas, Dimas Riestra, Isidro García y Bautista Díaz.

Después de todo esto, se formó una lista integrada por diez nombres de jóvenes que organizaron una guardia republicana, para colaborar con la guardia municipal con el fin de garantizar el orden. Terminado el acto del Ayuntamiento, numerosos mierenses recorrieron "entre los que destacaban muchísimas mujeres cosa inusual hasta ese momento" según las crónicas de la época. Todas las calles de la villa dando incesantes vivas a la República, a Galán y García Hernández, en esta gran manifestación los participantes portaron numerosas banderas tricolores. En la noche de ese día se celebró una verbena, a la cual concurrió todo Mieres, siendo amenizada ésta por la Banda de música municipal y varios organillos. Si bien el entusiasmo no cesó de vibrar hasta altas horas de la noche, no se registró el menor incidente, cosa que no era frecuente pues en casi en todas las fiestas solían terminar con altercados.

En el concejo hermano de Langreo se proclamaría la República también en el Ayuntamiento. A las cinco de la tarde, al aparecer en las pizarras de los periódicos la noticia de que el Rey había abdicado a pesar de las órdenes de la comisión integrada por representantes de los partidos de izquierda, se formó una imponente manifestación en la plaza del Carmen, figurando en ella la mayoría de los concejales electos de la conjunción republicano-socialista. La manifestación se engrosó de modo imponente, y al llegar a la plaza del Ayuntamiento se llenó por completo. Al frente iba la bandera republicana del Círculo Federal.

Los concejales subieron a la casa popular y salieron al balcón central con la bandera republicana. Desde allí, el abogado Dionisio Morán aconsejó a los manifestantes serenidad y les pidió su confianza, prometiendo la libertad de los presos políticos. Seguidamente fue izada la bandera republicana en medio de los vítores delirantes de la multitud. En Sama se nombró delegado a Belarmino Tomás. Después hablaron desde el balcón del Ayuntamiento Manuel Álvarez, Lázaro García y Julián Muñiz. Todos expusieron su júbilo ante el nuevo régimen y aconsejaron la sensatez como norma a seguir. Por la noche hubo varias fiestas populares y el entusiasmo fue grande.

Al día siguiente y en el salón de actos de la Corporación municipal, se reunieron por la mañana los concejales republicanos y socialistas proclamados en las elecciones del domingo, acordándose nombrar alcalde interino al concejal socialista Belarmino Tomás, quien inmediatamente se hizo cargo de la Alcaldía, entregando el mando el alcalde saliente, Servando Sánchez Cabricano. En presencia, del interventor de Fondos municipales, Marino R. Figuerola, y del secretario, Benjamín Fernández, se hizo el arqueo de los fondos municipales.

La constitución de la Segunda República estuvo vigente pocos años, concretamente desde finales 1931 hasta 1939. Con ella se establecieron procedimientos legales nuevos y también se modificaron algunos de los símbolos que representaban al país. Entre estos estaba el Himno Nacional que fue sustituido por el Himno de Riego y la bandera se volvió tricolor (rojo-amarillo-morado) a rayas horizontales. Además, las regiones adquirieron carácter de autonomía, como la declarada por Cataluña en 1932 y por el País Vasco en 1936.

Durante esta república, se llevaron a cabo numerosas medidas de cambio, entre ellas estaba la reforma agraria. Sin embargo, no se cumplieron todas las expectativas. Proclamada la segunda República y en los meses siguientes se intensificó la violencia entre las facciones de la izquierda y la derecha gubernamental. Asimismo, estallaron huelgas e intentos revolucionarios, como fue el del año 34, que contribuyeron a la inestabilidad del nuevo régimen. Aprovechando todo esto, un grupo de generales dirigidos por el general Franco se levantó en armas el 18 de julio de 1936 lo que desembocó en una guerra civil de hermanos.

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