Por desgracia, la demagogia y la falta de rigor son enfermedades comunes en la actividad política. Es una lacra que acaba desprestigiando (aún más) la actividad pública pero, en el caso de los territorios que sufrimos situaciones especialmente complejas, se vuelve un drama que impide la reflexión y el debate sobre los proyectos que realmente pueden dar soluciones a los graves problemas que padecemos.
Como saben, Mieres no es una excepción. Los grupos de la oposición, en vez de dedicar sus energías a elaborar propuestas alternativas o iniciativas capaces de ofrecer respuestas a los principales retos del concejo, han optado por el camino fácil: generar ruido, poner palos en las ruedas y buscar, de vez en cuando, algún titular con el que disimular su falta de rendimiento.
El último ejemplo es la interpretación que han hecho algunos concejales de una de las medidas más relevantes que incluyen los presupuestos municipales: la creación de una estructura directiva para el Ayuntamiento de Mieres, una de las medidas de máxima urgencia que proponía el informe elaborado por uno de los mayores expertos en gestión pública del país tras evaluar la situación de nuestra Administración local.
Evidentemente no es la única medida, pero sí la primera, porque será necesario todo un proceso de reorganización y modernización para sacar al Ayuntamiento de los tiempos de la diligencia y conseguir que los vecinos y vecinas puedan tener una administración moderna, en la que la eficacia y la agilidad sean la norma de la casa, dando respuesta, en tiempo y forma, a las demandas de la ciudadanía.
Como sabe cualquier vecino o vecina que haya tenido que visitar el Ayuntamiento, tenemos mucho trabajo por delante. Hay que reducir plazos de tramitación, tenemos que ser más eficientes en la gestión de las demandas y solicitudes, hay que aprovechar las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías? Pero también tenemos que organizar la casa para poner fin a una situación anormal: la estructura organizativa se ha quedado obsoleta (la última Relación de Puestos de Trabajo se aprobó el siglo pasado) y debemos afrontar un proceso de reorganización de los servicios municipales porque los vecinos pagan impuestos y quieren soluciones.
Por eso, entre las tres prioridades que Aníbal Vázquez fijó en su discurso de toma de posesión para esta legislatura, se encontraba la reorganización y modernización del Ayuntamiento. Ahora que hemos reducido al mínimo la deuda (cuando ganamos las elecciones en 2011 el Ayuntamiento debía más de 29 millones de euros a bancos y proveedores, y por el camino tuvimos que afrontar varias sentencias millonarias por asuntos del pasado, pero acabaremos este año con una deuda de apenas un millón de euros) es el momento de recuperar las inversiones en el concejo y empezar a tomar decisiones para conseguir la reorganización del Ayuntamiento.
El informe del experto en gestión pública nos ofrece la hoja de ruta para intentar dar la vuelta al Ayuntamiento y conseguir que tengamos una administración municipal capaz de afrontar los retos que supone el siglo XXI. El diagnóstico y las propuestas fueron presentadas a todos los grupos municipales y también a los representantes de los trabajadores. Y lo hicimos hace meses. Ahora toca pasar de las palabras a los hechos. Quizás eso es lo que sorprenda a algunos: que este gobierno vaya cumpliendo, seguramente no con la velocidad que nos gustaría, pero se acabaron los tiempos en los que se hablaba mucho y se hacía poco.
Por desgracia, esta oportunidad para poner en macha una estructura municipal moderna, transparente, eficaz y eficiente ha vuelto a ser una coartada para exhibir la tendencia al enredo de algunos concejales. Y es una lástima porque o no leen los papeles o mienten a sabiendas. Y las dos cosas son intolerables en un representante público.
Los ayuntamientos más avanzados, no sólo en España sino en Europa, han optado por modelos de gestión profesionalizada, en los que funcionarios y funcionarias lideran una estructura de gestión basada en el servicio y la gestión pública, la transparencia y la rendición de cuentas a la ciudadanía.
Mieres no quiere seguir en el vagón de cola, creemos que ha llegado el momento de dar pasos en la misma dirección que los Ayuntamientos más aventajados. Y para ello debemos invertir para poder contar con funcionarios públicos de reconocida experiencia y trayectoria, que estén dispuestos a venir a Mieres para llevar a cabo este ambicioso programa de transformación. Cualquier vecino y vecina sabe que tienen por delante una tarea ingrata, nada sencilla y que va a requerir mucho esfuerzo, trabajo y constancia. Conseguirlo requiere hacer una inversión pero la obligación de este Gobierno es que la inversión sea rentable para los vecinos: que puedan disfrutar de más y mejores servicios públicos, que tengan respuestas en tiempo y forma a sus quejas o demandas, que vean ejecutadas las obras y reparaciones sin dilaciones y con eficiencia?
Nuestra apuesta es clara, otros tendrán que decidir si se suman al carro del cambio o siguen instalados en el inmovilismo que tanto daño ha hecho al Ayuntamiento de Mieres.
