Pretendíamos disfrutar de la festividad del Dos de Mayo. Yo arrimado a la televisión, sentado cómodamente en mi casa, cuando un ruido ensordecedor distraía los actos oficiales que intentaban celebrarse en la Puerta del Sol. No pasó mucho tiempo para salir de dudas, porque próximo a referida plaza un numeroso público gritaba y vociferaba en contra la sentencia de "la Manada", así como contra el juez que pedía su absolución.
El concierto de cuerda de la Universidad de Alfonso X el Sabio, las palabras del presidente en funciones de la Comunidad de Madrid, la marcha real, el desfile cívico-militar y resto de actos que intentaban celebrarse se confundían con el griterío de mujeres y hombres, jóvenes y mayores, contra referida sentencia. Pienso que cada cosa debe ir en su sitio, sin mezclarse festividades con protestas, por muy cargadas de razón que estén sin lugar a dudas. Y acabo: todos tienen razón, pero se equivocan de lugar y fecha.
