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No fue una pesadilla

Las tres últimas ediles de Igualdad de Mieres, sobre la sentencia del caso de "la Manada"

No fue una pesadilla. No. Ha pasado ya más de una semana desde que recibimos la sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Navarra a los miembros de la autodenominada "Manada" como lo que es: una puñalada. Una puñalada a un supuesto estado de derecho en el que hombres y mujeres somos iguales ante la ley. Una puñalada a una víctima que no solo sufrió una violación por parte de cinco hombres acorralada y agazapada contra la pared en un lugar angosto y recóndito, como reconoce el fallo, sino que ahora ha vuelto a ser "violada" por un sistema judicial patriarcal que vuelve a demostrarnos que las mujeres somos ciudadanas de segunda. Si cinco hombres meten a otro en un portal y le pegan una paliza, nadie dudaría nada. Pero la víctima era una chica, una chica joven. En una fiesta. A partir de ahí, el discurso machista comienza a martillearnos. "Ella también quería", "¿por qué fue con ellos?", "disfrutó y ahora quiere hundirles la vida"? Cinco hombres violan a una chica y nuestra sociedad la juzga a ella. Si intenta continuar con su vida, malo, si no lo hace, peor porque va de víctima. Pues mira no, no va de víctima. Es la víctima. La víctima de cinco hombres, por llamarlos de alguna manera, que en sus whatsapps presumen de utilizar drogas para violar a chicas y que fanfarronean con lo bien que se lo pasan en sus noches de "fiesta" y la víctima de una justicia que no es más que el reflejo de una sociedad patriarcal y enferma que tiene que dar un giro 180 grados si de verdad quiere llamarse democrática. No hay democracia si la mitad de la población está expuesta a la violencia sin que pase nada. Si una mujer tiene que elegir entre enfrentarse a sus violadores y poner en juego su vida o quedarse bloqueada y que una sentencia diga que eso no es violación, es abuso. ¿Abuso? Abuso es lo que ha venido después de la violación. Abuso es investigar a la víctima, abuso es tener que escuchar determinados comentarios, abuso es un voto particular que dice que no percibe dolor en el vídeo. Él no percibe dolor, nosotras no percibimos ni pizca de inteligencia ni presencia neuronal en su cerebro. Si es por opinar, nosotras también podremos, ¿no? Puede que no, porque ese juez que emitió ese voto particular es un hombre, con todos sus derechos. No como la víctima de "la Manada", no como todas las víctimas de las violencias machistas. Para ellas, para nosotras, los derechos no son los mismos. No lo decimos nosotras. Lo dicen sentencias vergonzosas como la del jueves 26 de abril.

Pero no vamos a quedarnos calladas. Vamos a gritar alto y claro que nosotras sí te creemos, que nosotras estamos contigo. Que somos "tu manada" y que, por supuesto, no es abuso, es violación. Pero no nos vamos a quedar ahí. Vamos, todas juntas, a cambiar las cosas. A cambiar el mundo para evitar que nuestras hijas tengan que elegir entre morir o ver cómo la justicia apenas da una pequeña colleja a sus violadores por portarse mal, como si fuera una simple gamberrada. Una gamberrada para una sociedad y una justicia heteropatriarcal que da sus últimos pasos. Unos pasos manchados de dolor y de injusticia, pero los últimos. Porque el pasado 8 de marzo demostramos que si nosotras paramos, se para el mundo y ahora no vamos a hacerlo parar, vamos a cambiarlo. Por las que fueron, por las que son, por las que serán. Porque no hay justicia ni democracia sin igualdad, vamos a por todo. Juntas, en manada.

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