En marzo de 2018 la tasa de desempleo en Mieres se situaba en el 22,6%. El resto de la comarca se halla en parecida situación. Aller está en el 16,36% y Lena en el 16,48%, por citar los más poblados. Podemos echarnos a llorar tranquilamente. No hace falta explicar el panorama desolador al que se asoma el Caudal tras la dura y abortada reconversión industrial, que terminó entre despilfarros, corrupciones e ineficacia. Y en especial el concejo de cabecera, mi querido Mieres. El tren pasó, pero aún estamos a tiempo de cogerlo en la siguiente estación. ¿Qué puede hacerse desde los ayuntamientos para ayudar a la creación de empleo y al desarrollo económico y social de la comarca? Ciertamente, el Estado y la Comunidad Autónoma tienen la primera palabra a la hora de poner en marcha políticas públicas que minoren el paro y fomenten la creación de empleo. Pero no es menos cierto que también los ayuntamientos pueden aportar un decisivo empuje en este ámbito.
Entiendo que es importantísimo el apoyo a las pymes y a las cooperativas, en especial en aquellos sectores donde somos más fuertes: sector primario (agroganadero y forestal) y nuevas tecnologías (por los cualificados recursos humanos de que disponemos y las características geográficas de nuestro entorno). ¿Cooperativas? ¿Qué es eso? Oñati es uno de los lugares de España con menos tasa de paro, en torno al 6%. Ya pueden cerrar la boca por el asombro. Sí, existen sitios así. Y ahora el dato: el conjunto de las cooperativas proporciona empleo a la mitad de los trabajadores del municipio. Algo está pasando allí con el cooperativismo.
La cooperativa implica arraigo al territorio. Cuando los poderes de decisión están en manos de los cooperativistas, hay un compromiso con el empleo, y en que el empleo sea local y comarcal. Las decisiones estratégicas se toman teniendo en cuenta, además de factores puramente económicos de rentabilidad, el mantenimiento del empleo. Las cooperativas tienen más compromiso con el territorio porque los trabajadores, que son los que mandan, viven y trabajan en ese territorio.
Nací y vivo en Mieres, y mi ilusión sería que mis hijos hicieran lo mismo. Pero para ello ha de haber un futuro aquí. La creación de cooperativas puede ser un motor fundamental para Mieres y para la comarca del Caudal, una vía de despegue hacia un nuevo tejido industrial más diversificado y más coherente. Se trataría de ir explotando nuevos nichos de mercado en áreas como la explotación forestal, la agricultura ecológica, la ganadería de especies tradicionales, la apicultura, el turismo sostenible? Es decir, usar aquellas herramientas de que disponemos en el Caudal. No solo tenemos minas (ahora en la recta final tras la firma de su defunción en 2010), sino que gozamos de amplios y ricos espacios naturales cuya explotación no debe estar reñida con su mantenimiento. Al contrario, una ventaja económica puede ser precisamente el equilibrio medioambiental de nuestra riqueza paisajística y natural.
Claro, alguien dirá que hablar o escribir es muy fácil si no va acompañado de propuestas concretas. Pues vamos a ello. Desde el ayuntamiento se podría realizar asesoramiento técnico y estudios de viabilidad de cooperativas, ahondar en la colaboración con el centro de empresas del Caudal para potenciar la empleabilidad en sectores propios de la comarca, establecer subvenciones a nuevas empresas con especial atención a empresas del sector primarios, cooperativas, empresas de nuevas tecnologías y empresas "limpias", facilitar la existencia de circuitos de consumo corto y descuentos en la compra de productos a las empresas locales, dedicar subvenciones a la pequeña y mediana empresa por cada trabajador contratado con carácter indefinido, crear una comunidad o plataforma de intermediación entre vendedores y compradores que favorezcan el comercio local, aprobar una ordenanza que regule los contratos menores del ayuntamiento que obligue a contratar a empresas locales en igualdad de condiciones? Y así, un largo etcétera. No es mi pretensión decirles a los técnicos municipales cómo hacer su trabajo (conviene ser humilde), sino proponer ideas que los políticos han de adoptar para que los técnicos puedan realizar dicho trabajo.
Una cultura cooperativista implicará años de aprendizaje y errores, pero nos garantizaría un futuro para la cuencas mineras. Defender el cooperativismo y el comercio local sirve para llegar más lejos cuidando lo que está más cerca. La universidad también tiene un papel esencial que jugar. Una universidad en continua relación con las empresas de la zona para adaptar la oferta formativa a las necesidades de los sectores. Pero eso ya daría para otro artículo. Ahora necesitamos dar apoyo a las pequeñas y medianas empresas, en especial a las cooperativas, a la economía social y de proximidad. Se hace preciso construir entre todos una sociedad cohesionada, solidaria y generosa. Necesitamos reforzar nuestra identidad minera y nuestro orgullo para reinventarnos. Siempre supimos sacar lo mejor de nosotros mismos. Hagámoslo de nuevo.
