Una vez condenada la farsa, el tinglado se va complicando. Unos ven oportunidades electorales, otros atacan para defenderse. ¿Quién le iba a decir a Pedro Sánchez que recuperaría el protagonismo gracias a Rajoy, con su moción de censura y posterior convocatoria electoral? Moción que Podemos se ha apresurado esta vez a apoyar sin condiciones. ¿Habrá influido la mala imagen del chalé de Pablo Iglesias? Albert Rivera, a contrapié, ¿será capaz de salir de su norma de "con la lengua dando y a Rajoy apoyando"? De momento no secunda a los socialistas y reclama un adelanto electoral alentado por los buenos vientos de las encuestas. El PP afirma que hará "pedagogía" de la sentencia. ¿Le saldrá igual que al PSOE la pedagogía de la abstención al PP? Rajoy, a quien los jueces afean no haber dicho la verdad en su declaración, acusa a Sánchez de desestabilizar España. ¿Quiere decir que él es la estabilidad? ¿Se lo creen? De la farsa judicial hemos pasado al tinglado político.
