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Dando la lata

Ejemplaridad (y III)

Igual es que soy muy simple, pero tiendo a fiarme más de los que viven como hablan, de los que hacen lo que dicen. El solidario que pide solidaridad, el pacifista que lucha por la paz, el ecologista que se comporta como tal, el antisistema que no vive del sistema, el creyente que es consecuente con los mandatos de su fe, el patriota que cuida y respeta su patria. Puedo estar de acuerdo con ellos o no, pero su coherencia es digna de consideración. Porque estoy harto de todos esos que se ponen como ejemplos cuando no lo son, ni mucho menos. El movimiento se demuestra andando y las lecciones, antes de darlas, hay que cumplirlas. Cada vez que arranco el día pensando que vaya mierda de pueblo, vaya mierda de región, vaya mierda de país, procuro fijarme en los auténticos ejemplos que nos rodean. Por la calle me cruzo con un matrimonio mayor que cuida bebés necesitados. El último, un churumbel precioso al que llevan como un bombón, está a la espera de que su madre consiga desengancharse de la droga. Y, mientras tanto, tiene un hogar amoroso y seguro aquí. Veo venir a otro buen hombre que empuja la silla de ruedas de su hermana minusválida, a la que trata con una delicadeza que emociona. Y me saludo con gente cumplidora y respetuosa, que busca el bien de los suyos sin desear ni causar mal a nadie, que cada día hace lo que puede para seguir adelante, que se esmera para que los que vienen detrás tengan un buen futuro. La ejemplaridad de la que carece, aunque presume de ella, la parte alta de la pirámide social, se puede encontrar más abajo. Claro está que hay una impresionante cantidad de tontos, así como de incumplidores, tramposos, vagos y egoístas que no mueven un dedo por nadie. Pero si este país, a pesar de todo, es uno de los mejores lugares del mundo para vivir, únicamente se explica por el esfuerzo sostenido de la mayoría de una sociedad que no merece el trato que recibe por parte de sus dirigentes. No es necesario alzar la mirada y buscar en las alturas los ejemplos a seguir. Los tenemos al lado.

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