La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

A mi aire

Crispación

Las expectativas del Gobierno de Pedro Sánchez

No es que hasta ahora hayamos disfrutado de una etapa tranquila, pero lo que parece va a venir a partir de ahora se las trae. No pasaron ni cinco minutos del triunfo de la moción de censura y ya estaba todo bicho viviente exigiendo a Pedro Sánchez, aún de pie recibiendo felicitaciones de los suyos, y de los habituales en arrimarse al sol que más calienta, para preguntar "por lo suyo". Tienen prisa en reclamar lo prometido y ni dan un minuto de cortesía. Desde la óptica exterior da la impresión de que la hipoteca a la que va a estar sometido será peliaguda y las hipotecas como bien saben millones de españoles las hay que pagar, pues en caso contrario te desahucian.

Lo malo es que en este caso tendrán que hacer equilibrios, malabares complicados y si no salen la vamos a pagar los de a pie, en este caso los asturianos con platos rotos a nuestro cargo, pues los trozos del pastel se irán a otras autonomías como pago al empujón a Sánchez. Además, con la mala pata de que aunque sean del mismo color el Gobierno del Principado y el central, las relaciones entre ellos no parecen fraternales.

Tampoco hace falta mucho tiempo para que la crispación haga acto de presencia, pues el PP tras su inesperado desalojó del poder no lo va a poner nada fácil, y va a enredar todo lo que pueda y más. El primer aviso ya lo dieron con enmiendas en el Senado a los Presupuestos, la primera destinada a fastidiar a los tahúres vascos, que en una semana variaron radicalmente de "afectos", aunque signifique tirar piedras a su propio tejado. Cosas de la política. Los catalanes y Podemos ya andan revueltos. Están en la creencia, pese al corto de tiempo transcurrido, que sus expectativas no se verán cumplidas. Y los vascos, según su forma habitual, a la espera de que las nueces al madurar caigan. Nos esperan tiempos muy complicados, con crispación permanente, con pocos visos de mejoría. Desearía equivocarme, pero soy pesimista.

Compartir el artículo

stats