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La columna del lector

Carta al consejero de Educación

Estimado Genaro:

Me dirijo a usted en primera persona después de haber hecho pública una carta que titulé "Denuncia de una madre desesperada". Los medios de comunicación se han hecho eco de ella y por supuesto yo me estoy haciendo cargo de que llegue lo más lejos posible porque verdaderamente y por muy fuerte que parezca así es como me siento.

He recibido muchas muestras de apoyo y otras muchas críticas, que, lejos de amedrentarme, me han hecho más fuerte y dan pie a que hoy dé este paso. No es una simple pataleta de una madre, porque antes de juzgar mi vida pido a quien lo haga que se ponga en mis zapatos, recorra el camino que yo he recorrido, viva mis penas, mis dudas, mis temores, mis angustias, y así sólo luego podrán juzgarme.

Tengo 38 años y he estudiado en diferentes centros de enseñanza: públicos, privados y concertados. Usted mejor que nadie puede hacer la comprobación. (Aporta su DNI).

Comencé en el C. P. El Bosquín en El Entrego, continúe en La Asunción de Roces en Gijón, C. P. Santibáñez de la Fuente en Collanzo, por cierto, sé que es su concejo de nacimiento y también le puedo asegurar que es en el que mejores recuerdos tengo de mi infancia, La Luna en Oviedo, el Orfanato Minero en Oviedo también, el Colegio San Rafael en Villaviciosa, Manuel Martínez Blanco en Gijón, etc., y ésta sólo es la lista de algunos de ellos. A veces incluso en mitad de curso no por bullying, ni rebeldía, ni mala conducta, o porque mis padres tuvieran que cambiar de residencia por trabajo, no, simplemente porque no tuve a nadie que velara por mí ni por mi bienestar.

Me hubiese encantado estudiar, quizá Filología Hispánica, ¡quién sabe, nunca es tarde y aún estoy a tiempo!, y es por eso que estoy preparando unas oposiciones y aunque soy una simple limpiadora, ante todo tengo el mejor título que la vida me pudo dar: madre. A lo mejor aquí es donde vuelco mi rabia y mi desesperación porque me hubiera gustado empezar y terminar de estudiar en el mismo centro y si hubiese sido en el San José, incluso estoy segura que habría llegado muy lejos.

Respeto la educación pública y desde un principio dije que no quería guerras, pues yo también entiendo de los recortes, la crisis, la vida... Pero así no, así no se hacen las cosas, recortar desde abajo desde Infantil, para dar opción a los padres a decidir, de esta manera me parece un auténtico atropello. He hecho la reserva de plaza en el San José, como única opción y a fecha de hoy, 12 de junio, aún no he recibido respuesta de la Consejería de Educación sobre qué va a pasar con mi hija, ni qué centro se le va a asignar. Dicen que desesperada es un término exagerado, eso se lo debieran preguntar a Verónica Murcia, madre de Izan García, alumno del curso perjudicado que sufre un cáncer linfático y aún sigue con sus tratamientos, o a mi propia hija, una niña prematura de 24 semanas de gestación que tiene un quiste cerebral y unos tratamientos que tumbarían a un caballo.

Pues sabe, ahí está el San José, su segunda casa, donde le ven la cara y simplemente saben sus necesidades, si están bien o mal, o si simplemente necesitan un abrazo. También está Noa, que se fue de vacaciones a Argentina (país de origen materno) y por reveses de la vida su madre enfermó y necesitó de tratamiento y se tuvo que quedar allí; ahora está deseosa de regresar al nuevo curso, al San José, con sus compañeros, seguro que el resto de sus "compis" Marcos, Sara, Nayra, Olaya, María, Laia, Lucía, Jorge H., Nerea, Alexia, Jorge J., Asier dejarán de tener una vida con sus historias, bueno como el resto de niños del mundo.

Los padres del San José elegimos, entre otras muchas cosas, este centro para que permanecieran hasta los 16 años. Me pregunto yo: ¿a los 12 años se puede conducir un ciclomotor? ¿Se puede trabajar? ¿Se puede abortar? ¿Se puede casar? Pues a los 16 sí, o sea que no es la misma madurez, bajo mi punto de vista, para elegir sin la autoridad de los padres el centro en el que deben cursar sus estudios.

Bueno no me alargo más porque esto no es un testamento, porque tengo fe de que el San José no se muera.

P.D.: Esperando que reconsidere la posibilidad de dar continuidad al San José, ya que se cerraron otros centros, La Salle de Ciaño, pudiendo emplear esos fondos en nuestro centro. Porque si el San José se muere, Sotrondio llegará a ser un desierto y de esta forma dar cabida a ambos colegios tanto concertado como público que suponga una inyección de vida y economía para el concejo.

Me despido atentamente con un cordial saludo.

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