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Ventana indiscreta

¿Fin del desencanto?

Las expectativas del cambio de Gobierno y la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa vistas con escepticismo

Da la impresión de que el estado de ánimo individual y colectivo está virando del " desencanto" al "encantamiento", algo de ello se hacía notar en las manifestaciones sobre las pensiones y las exitosas del feminismo; fue tal el éxito de ambas que la certidumbre de que era posible el cambio se superpuso a otras consideraciones. La derrota de Rajoy y su partido en el Parlamento, siendo Pedro Sánchez y el PSOE designados a gobernar de momento el país, están acentuando positivamente el estado de ánimo hasta el punto de que el relevo ha sido posible, dicen, a las manifestaciones comentadas, según aquellos que analizan a "toro pasado". Olvidando que no es así, por desgracia. Que una moción de censura, justa y necesaria, apoyada en el Parlamento es la causa del desalojo del PP corrupto. Pero esto es otra historia.

Es verdad que la perplejidad por lo ocurrido y la discreta alegría por el desalojo del partido más corrupto de Europa del Parlamento ha supuesto un acicate de mejora en el carácter popular, por lo que no seré yo quien se apunte a fastidiar la fiesta que supone el desahucio de tales personajes. Un desahucio exprés que fue apoyado, coyunturalmente, hay que subrayar la coyuntura política, por todo el arco "rojo-separatista-nacionalista" descolocando de tal manera a cierta "izquierda irredenta" que o bien guardan silencio o salen en tromba a demonizar tal apoyo estratégico, que en nada debería de hacer renunciar a la izquierda alternativa de las futuras confluencias.

No obstante, volviendo al "encantamiento" que parece está sedimentando, en mi opinión demasiado deprisa, olvida que el nuevo inquilino de la Moncloa representa a un PSOE que ha decepcionado demasiadas veces a quienes se han sentido fascinados una y otra vez por tal partido y pusieron en él esperanzas, más o menos fundamentadas. Esto, es así, más allá de las simpatías que se puedan tener por dicha organización. Pero la política que el PSOE ha hecho y me temo seguirá haciendo se parece demasiado a la neoliberal del PP y de la derecha europea.

Ya hay nuevo Gobierno, con once mujeres y seis varones, un Gobierno, dicen que feminista. Muchas personas alaban al nuevo ejecutivo. No obstante, por debajo de este supuesto rearme "socialista", de esta sugestión hacia el cambio de timonel del barco de la nación, destaca un panorama económico y social de una crudeza que no nos debería tener tan encantados. Superada la perplejidad del consenso ocurrido en el Parlamento, y la sorpresa de ciertos ministros, se hace obligado no olvidar que el actual libro de este país consta de capítulos como la pérdida de derechos conquistados, el paro, la actuación de la patronal respecto a los contratos de trabajo, legitimada por una legislación laboral retrógrada de derechos laborales y sociales. El gasto público continúa desaparecido en función del artículo 135, que prioriza el pago de la deuda y que el actual presidente del Gobierno criticó en 2011 en un artículo titulado "Estabilidad y justicia social". Esperemos sea coherente con lo escrito en aquel entonces.

La enseñanza privada sigue recibiendo subvenciones en detrimento de la pública. La ausencia de la Biblia y el Crucifijo deberían de ser algo más que un gesto y tendría que traducirse en un camino recto hacia la laicidad del Estado. En fin, habría que ir empezando a abandonar las políticas conservadoras y neoliberales que ha caracterizado al PSOE. Pero, ¡ay!, presiento que no será así. Es difícil y complejo no recordar situaciones anteriores en las que el "encantamiento" fue tan efímero como engañoso. ¿ Champagne? De momento, un vaso de agua.

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