Lo malo de las compras por internet es que se pueden hacer en un subidón y luego hay que apechugar con ellas. Fue lo que les pasó a la periodista y crítica literaria alemana Petra Hartlieb y a su marido, un alto ejecutivo de un grupo editorial. Dando un paseo por Viena se toparon con una antigua librería de barrio que cerraba sus puertas. Hicieron una oferta por internet y, ante la ausencia de rivales, ¡adjudicada! La futura librera y el compañero de su vida intentaron echarse atrás, pero ya no era posible, así que se pusieron manos a la obra y, diez años después, son los propietarios de una de las librerías más estimadas de la capital austriaca. Mi maravillosa librería es el relato de cómo una pareja acostumbrada a la estricta germanidad de Hamburgo logró sacar adelante un imposible en la "sureña" Viena. Y si realmente merece la pena leerla es porque Hartlieb sabe explicar cada paso con tal falta de afectación que sólo le negarán su simpatía quienes tengan serios problemas en sus conductos biliares.
