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Memoria y presente de la guerrilla asturiana

Gerardo Iglesias amplía en La amnesia de los cómplices su estudio de la lucha de los fugaos contra el franquismo

Memoria y presente de la guerrilla asturiana

Con el mismo objetivo que su anterior libro sobre la guerrilla comunista en Asturias, Por qué estorba en la memoria, Gerardo Iglesias publica ahora La amnesia de los cómplices (KRK, 2015). La diferencia entre uno y otro es que este segunda entrega amplía su visión al conjunto de la guerrilla antifranquista en Asturias, incluyendo fugaos y guerrilleros tanto comunistas como socialistas y haciendo referencia, incluso, a los guerrilleros asturianos que actuaron fuera de la región.

Este libro es de contenido biográfico. Reconstruye las biografías de 150 fugaos y guerrilleros utilizando para ello fuentes escritas, pero, sobre todo, el testimonio oral de familiares y conocidos de aquellos primeros luchadores contra la dictadura franquista, que la democracia ha olvidado arrojándolos al olvido sin reconocerles públicamente una lucha que fue, sin duda, la primera manifestación de la historia de la oposición antifranquista. De ahí la finalidad de este libro de Iglesias como también lo era la del anterior: reivindicar su memoria y dejar claro por extensión la torticera política de memoria que los gobiernos de la Transición y la Democracia han tenido con los vencidos en la guerra civil.

Pero el libro es algo más que un rosario biográfico. Porque el autor presenta a los fugaos y guerrilleros agrupados en capítulos en relación con las vicisitudes organizativas y episodios que protagonizaron en su lucha contra la policía política, la guardia civil y los infiltrados. Pero, además, cada uno de esos capítulos va precedido de un análisis de su peripecia guerrillera. Lo que da como resultado una visión de conjunto de la historia de la guerrilla antifranquista en Asturias.

Está claro que esa visión que nos ofrece Iglesias trata de responder a un análisis crítico, no complaciente ni hagiográfico, de la historia de la guerrilla antifranquista en Asturias. Destaca , por ejemplo, en el caso de la guerrilla comunista, las medidas inadecuadas que tomó el aparato del Partido desde Francia, debido a la ignorancia de su situación real y la actitud dominante con que operó el Partido en su relación con los guerrilleros y, en consecuencia, los frecuentes desencuentros que se produjeron entre ambos.

Estamos, pues, ante un libro más que de historia, de "necesaria" y "aceptable" memoria histórica. Y es importante decirlo, ante la desvalorización que entre determinados sectores tiene esta forma de abordar la historia. Esto es, una visión de la historia que tiene por objetivo la lucha ideológica; en este caso, con la finalidad de tratar de conseguir la reparación legal y el reconocimiento público de aquellos hombres y mujeres que expusieron sus vidas luchando con las armas hasta el final, contra la dictadura franquista. Pero siempre, como trata de hacer el autor en sus páginas, no desde la deformación y la parcialidad histórica, sino desde la reconstrucción fundada en hechos y datos contrastados.

Esa finalidad explica y hace oportuno el epílogo con que se cierran las páginas de este libro con el sugerente título de "El pasado reclama su deuda", y que es todavía más actual en estos días en que se conmemora el aniversario de los cuarenta años de la muerte del dictador y los organismos internacionales y la judicatura argentina demandan al Gobierno español que facilite la exhumación de las víctimas y se encausen los crímenes de la Dictadura. La Transición se hizo como se pudo, reflexiona Iglesias, y las fuerzas antifranquistas tuvieron que plegarse a los intereses de los poderes fácticos franquistas, dejando en gran medida intacto el aparato de poder de los antiguos servidores de la Dictadura. Pero hay que reconocer, como apunta el autor, que lo que lo que ya no resulta aceptable es que, tras el silencio de la Transición, esa situación haya continuado en la etapa democrática y no se haya hecho apenas nada para cambiar aquella injusta situación inicial. Y dentro de ese ominoso silencio sobre las víctimas del franquismo está la reparación y reconocimiento de la lucha de los guerrilleros contra la Dictadura.

Es cierto, como apunta el autor, que esta política de la memoria que ha seguido la democracia española es la opuesta de la que se ha llevado en los países sojuzgados por el fascismo. De ahí la clamorosa contradicción de nuestro actual jefe del Estado al acudir a homenajear en París a los españoles que lucharon en "La Nueve" contra el fascismo y fueron los primeros que entraron y liberaron la capital ocupada por los nazis. Mientras que los guerrilleros que lucharon en Asturias y en el resto de España contra la variedad fascista del régimen de Franco, siguen siendo ignorados por el Estado democrático. Y no sólo no se les reconoce su lucha democrática ni su carácter de víctimas del franquismo, sino que, incluso, siguen siendo considerados todavía por muchos como bandidos o salteadores de caminos y bancos.

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