Resulta difícil de creer, y de aceptar, que quince años después de la muerte de Villa Pastur no hubiera en Asturias un premio de pintura que llevase su nombre, cuando sin duda fue el personaje que más ha hecho por el arte y los artistas, la pintura en concreto sobre todo, en Asturias y a lo largo de cuatro décadas. Como crítico, profesor, escritor de libros, creador y organizador de actividades, cosas, entre otras, capaces de conseguir que en tiempos de total incomprensión, hostilidad incluso, ante el arte contemporáneo, una parte de la sociedad asturiana llegara a comprenderlo y hasta amarlo. Ni siquiera quedó recuerdo de su nombre en el Certamen Nacional de Pintura que él creara en Luarca aquel 1970 con el binomio de Piñole como artista homenajeado y Sanjurjo como ganador, y a cuya iniciativa muy probablemente se deba el hecho de que la gran mayoría de artistas asturianos hoy más conocidos sean oriundos de occidente. Es como si su reconocida modestia le persiguiese aún después de desaparecido, cuando en el 2001 publiqué un artículo titulado "El hombre que nunca pedía nada", recordando que poco antes algunos habíamos pedido una calle para él en Oviedo, a solicitud además de la entonces concejala Alicia Castro y, por iniciativa de Evaristo Arce, la Medalla al Mérito de las Bellas Artes. Llenamos folios de firmas de todo el mundo, artistas, galeristas o aficionados, pero ni medalla ni, lo que es peor y era más fácil, calle. Nos queda el consuelo de la exposición homenaje "Memoria viva del arte asturiano" en el CAMCO cuando, efectiva y afortunadamente, aún estaba vivo y le fue concedida una de las medallas de plata del Principado de Asturias.
Viene a cuento lo escrito porque finalmente, y es motivo de mucha alegría, está a punto de convocarse un "Premio de Pintura Jesús Villa Pastur", y además en el contexto de otra de sus más felices iniciativas, el Certamen "La Gastronomía y la pintura", que creó y organizó durante años y que ahora, al llegar a su decimoquinta edición, y tras algún titubeo, no solo se asienta sino que se convertirá en uno de los más importantes de España en cuanto a dotación económica, siendo ya uno de los más populares. Las bases que se publicarán próximamente incluirán el Primer Premio Jesús Villa Pastur dotado con 4.000 euros y medalla, creado por Casa Consuelo, (patrocinador a quien Jesús Villa recurrió para crear en Otur un nuevo premio de pintura) destinado a la mejor obra presentada al concurso. Pero además, y en la modalidad de premios-adquisición como hasta ahora se venía estableciendo, se crea un fondo de 24.000 euros. Un meritorio esfuerzo económico que con seguridad va a constituir un importante estímulo, tanto para los pintores como para el decaído clima artístico asturiano, el de esta decimo quinta edición de la bienal "La gastronomía y la pintura", que organiza el Restaurante Casa Consuelo con la colaboración de la Caja Rural de Asturias, Astilleros Armón, Cooperativa Campoastur, Pescados Lanza, Cueros y Derivados Piedra y los Ayuntamientos de Valdés y Navia. Hay que confiar que la iniciativa se mantenga, por lo menos.
