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arte

Elías, Venecia con una nueva sensibilidad textural y cromática

El alto grado de expresividad de la materia recuerda su periodo de informalismo europeo

Obra de Elías Benavides en la galería Alfara. NACHO OREJAS

Como los aficionados a la pintura saben, hace tiempo que Elías se decidió, en su pintura, por Venecia como motivo y por el color como elemento protagonista de la obra. Podría uno pensar que con tal limitación dicha obra corría el peligro de resultar reiterativa y más o menos convencional, lo que probablemente sucedería en un buen número de casos, pero ni mucho menos en el que nos ocupa. Porque de Elías viene a ser una especie de mágico alquimista que, en el manejo de materias y elementos pictóricos, es capaz de expresarse con muy diferentes registros plásticos e inagotables recursos, y en cuanto al concepto se refiere podríamos decir que Venecia, siendo el motivo, no es el modelo porque en la pintura contemporánea la ausencia de figuración no siempre supone ausencia del motivo, inspirado en el caso que nos ocupa en antiguas sensaciones visuales y emociones que ahora, como reminiscencias de la realidad, se plasman en una personal y diferente morfología pictórica.

En la presente exposición el motivo permanece pero su tratamiento pone de relieve una vez más la gran versatilidad que siempre ha existido en la obra de Elías. En las muestras anteriores más recientes nos ofrecía, en grandes formatos, una pintura de sensaciones ambientales atmosféricas con el espacio planteado como lugar, pero no por alusiones objetivas, salvo leves y ocasionales insinuaciones, sino sobre todo por el color, inundante, fluyente, vibrante..., y capaz por sí mismo en variaciones cromáticas y lumínicas, de establecer en su tonalidad distintos noveles de profundidad en la superficie de la obra que, en ausencia de la figuración, permitían en ocasiones con el refuerzo de la línea del horizonte que no fuera total la desaparición del espacio ilusionista.

Ahora, en formatos más reducidos vemos una pintura de sensibilidad textural y cromática muy diferente y de alguna manera de mayor solidez visual. Obra sobre cartón muy elaborada, con inclusión de collage en ocasiones, y abundante y muy variada en signos de carácter caligráfico, las superficies rasposas o eruptivas muy cultivadas con laboriosidad y mano maestra dan lugar a diferentes creaciones tectónicas, enriquecidas luego con el refinamiento del color, de nuevos colores también como los platas y sobre todo los oros, que dan título a la exposición "Papel. La edad de oro". Hay en todo esto un alto grado de expresividad gestual y matérica que nos hacen recordar los tiempos de Elías en el informalismo europeo.

Hay en la exposición variedad de propuestas que comportan diversidad de órdenes texturales. Hay paisajes, ahora de mayor complejidad en el tratamiento de la superficie buscando calidades y mezclas cromáticas, raspaduras y recursos de "cocina" varios. Es muy atractiva la serie de obra sobre papel hecho a mano, un soporte que enriquece mucho desde la base los efectos pictóricos, que pueden recordar viejos pergaminos cuya materia orgánica corroída se ha ido deteriorando con el tiempo. Diferente y plásticamente admirable en su sencillez es la serie que apunta en su elaboración a un sentido constructivo-geométrico, esencia de la forma, por más que el artista insinúe una orientación lúdica en este trabajo. Y mención aparte el apartado de los libros de artista, género al que Elías ha sido siempre muy aficionado, obra muy sugestiva con referencias literarias, en los que se multiplican y exacerban las calidades del tejido estructural y dibujísticas como metafóricos pictogramas.

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