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Las conspiraciones mortales

Juan Gabriel Vásquez novela en La forma de las ruinas las cicatrices de la violencia en Colombia

El halo tenebroso de crimen, narcotráfico y corrupción que se cierne sobre Colombia ha servido a Juan Gabriel Vásquez (Bogotá, 1973) para afianzar su novela La forma de las ruinas. La investigación por parte de Carlos Carballo de dos asesinatos en épocas diferentes, del político Jorge Eliécer Gaitán y del senador Rafael Uribe, regresará en el siglo XXI como una vuelta de indecorosos fantasmas pretéritos. El autor colombiano incorpora la presencia de un escritor con claros matices autobiográficos. Un disparo directo a la impunidad

En cuanto a si la palabra es una materia prima contra la barbarie, Juan Gabriel Vásquez manifiesta: "Me gusta pensar que es antídoto contra todo ello. Pienso que la novela recupera nuestro derecho a contar nuestras historias incompletas que difieren de la versión oficial. En ese punto empieza a salir la conspiración y ha de cumplirse esa función de suplir el vacío de las historias falsas. La palabra ha de ser un depósito de memoria para que no mueran nuestros antepasados. Los pueblos se incomodan al echar tierra sobre la historia para recordar". La conspiración se planteará con su parcela de oscuridad como un arte malévolo, "la visión paranoica del mundo es un mecanismo de defensa por el que optamos cuando intuimos la mentira. En la novela se vuelve la reacción individual de Carlos Carballo, dañado por la historia colombiana. Esa visión es consecuencia de una mano negra y de las fuerzas oscuras. Más que esas teorías conspirativas me gustaría pensar que la historia es más resultado de la casualidad y las pasiones humanas".

La violencia como herida siniestra y silenciosa es un argumento recurrente citando tanto la guerra de Bosnia o los atentados de Atocha como los asesinatos de Julio César o Pablo Escobar."La muerte es uno de los temas primordiales que cruzan la novela, aparece en los hospitales y en la enfermad misma que sufre un país por la violencia. Quise resaltar ese tema por encima de la nación y el personaje". Inevitable, es, también, una pérdida en el poder de la percepción clara ya que "todos los países tienen esqueletos en el armario y contar su pasado es hablar de crímenes o conjuras. Javier Cercas suele preguntarse qué es un español y responde que alguien con una teoría conspirativa del 23 F. En Estados Unidos sucede lo mismo con el asesinato de Kennedy. En mi país ocurrió con los asesinatos de Uribe y Gaitán. El libro nació de una reacción ante un asunto incompleto", afirma.

En La forma de las ruinas se deja ver el rastro de Gabriel García Márquez, historia y patrimonio de Colombia ya que "es una presencia benévola para mí, que me ha abierto muchas puertas. Aunque para otros escritores haya sido un lastre. No ha sido una influencia clara como Borges o Vargas Llosa; lo he leído como un clásico. En esta novela tiene una presencia muy importante ya que en sus memorias Vivir para contarla se refiere al asesinato de Gaitán, y por aquel entonces mi tío ocupaba un cargo en Colombia. Al asesino físico lo mataron para que no aparecieran los autores intelectuales del crimen".

Pero no todo es muerte en La casa de las ruinas, también se enhebra un alegato a favor de la vida en forma de parto. "El origen de la novela nació en el 2005 cuando un médico bogotano me invitó a su casa y me puso delante los restos de Uribe y Gaitán. Tener esos huesos delante fue un detonante muy potente para ponerme a escribir. Todo ello coincidió con el nacimiento de mis hijas gemelas y pensé en protegerlas de todo el legado de violencia en Colombia que se va arrastrando de generación en generación."

El oficio de escritor es para Vásquez un ejercicio de fe que amplía la realidad."Participo de la idea, no muy de moda, de que la novela es el mejor aparato del escritor para iluminar lo oculto y desconocido. Hace tiempo que tomé una posición militante de entender la literatura como comprensión más allá del entretenimiento.". El novelista tiene la capacidad de intromisión en espacios vedados para el periodista o el historiador ya que "la novela quiere poner orden, convivir con el dolor en un mundo caótico donde saltan monstruos en cualquier descuido; hace mejor a los lugares con emociones, moralidad y conciencia. Por ejemplo Crimen y castigo puede contar los efectos en el alma humana que marcan la vida de un hombre. Pienso como Milan Kundera que la novela no ha dejar de ser ella misma". Vásquez es traductor y escritor traducido a 26 lenguas, que se ampara en la literatura y el viaje como dos métodos para conocer y descifrar el mundo."Son dos maneras complementarias de explorar el mundo; una gran novela es una forma de viajar. Muchos de los escritores que me han marcado han sido grandes viajeros. Aprendemos de los clásicos y nos ayuda a ensanchar la condición de lo humano", concluye.

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