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Poética de la realidad

Rubén Martín y las verdades extremas de Sistemas inestables

Rubén Martín (Granada, 1980) ha publicado varios libros de poemas y colaborado en diferentes revistas y publicaciones, además, tradujo Poemas a la muerte (2010), antología poética de Emily Dickinson y Rompiente (2014), de la estadounidense Jorie Graham. Explora la fusión entre palabra y música a través de su interesante proyecto de spoken word Máquina Líquida. Sistemas inestables nos ofrece una mirada distinta, intuitiva, una realidad que parece fundirse a través de las palabras, un lenguaje sonoro y palpable que nos alcanza como una materia que se diluye al roce. Descubrimos en este libro y esta voz un lugar poco frecuente, arriesgado, que no teme adentrarse más y más en una poética que más bien parece un modo de adentrarse en el poema mismo, en todo cuanto le rodea y alimenta, en lo que traduce, comunica, va dejando huella a través de las palabras que con un ritmo incesante parece licuar la realidad, fundirla? Sin duda, una de las voces poéticas más atractivas e inquietantes que ha llegado hasta mis manos: "Exceso caótico y casi doloroso de creatividad estas semanas. Ciertas bajadas, pero casi siempre altura, imparable, confusa (?) Basta con volver mentalmente a aquella habitación, aquella ausencia de mí. / Me infiltro poco a poco en la escritura. Aún con miedo. No un temor reverencial: un miedo sucio, relacionado de algún modo con el hambre y la supervivencia". Realmente ésta es una de las características de esta escritura, ese conocimiento posterior a la nada, esa sensación de resurrección: "Completamente vacío de mí mismo, liberado de todo durante un tiempo incalculable. Esa incapacidad de recordar nada, de sentir salvo una euforia pasmosa. Una especie de blancura, de irresponsabilidad. Tabula rasa. ¿Cuánto tiempo llevo aquí?"

La verdad extrema de este libro asusta, esta desnudez que más que fragilidad se convierte en palabra firme y contundente ("La realidad es rígida:/ bastaría una idea, una pregunta demasiado intensa, para resquebrajarla"), este lenguaje que parece filtrarse más allá de la lectura como una mancha que nos busca y a su vez nos conmueve: "El miedo, el riesgo, el acercarse, aproximarse, nunca lo suficiente, hacia lo demasiado, hasta lo crudo irrespirable: no, no es este el umbral, hay una escala de umbrales sucesivos, gradaciones, arpegiando lo visible, lo sentible". Más que un libro de poemas "una forma de tocar".

Un decálogo, también de creencias: "Creo en estas palabras como un gélido interfaz al que nos conectamos, con la piel encriptada y la conciencia bajo cero". Arriesgadas: "Creo en la obsolescencia programada de todas las creencias, habitáculos, definiciones". Sinceras: "Creo en los orificios del lenguaje, la manera en que respiran y devuelven la mirada - una mirada que respira, desaprende, desafía." Definitivas: "Creo en la especie humana como quien falla en el diagnóstico de un virus". Declaración de principios y también poética: "Concibo el mundo como un espacio que compartimos a nivel político, social y sobre todo económico, en el que muchas personas son marginalizadas y expuestas a una violencia institucional gélida, que anula su humanidad. Esos seres abandonados a su suerte no tienen otra opción que reinventarse, generar una nueva existencia e identidad a través de su propia violencia. Solo les queda experimentar sensaciones, ya sea con el sexo, los excesos, los narcóticos o la delincuencia. Resisten la alienación social mediante una economía paralela, la de sus propios cuerpos y destinos. He visto morir a esas personas, una tras otra". Perfecta unión de poesía y consciencia, tan sólo queda ahora adentrarse en ella?

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