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Impresiones y paisajes (escasos) de Piñole

Visiones de la naturaleza cercanas al simbolismo o la abstracción

Impresiones y paisajes (escasos) de Piñole

Entre los pocos lugares que uno podía visitar durante las días festivos de la pasada Semana Santa, sin contar los dedicados al culto o a la hostelería, figuraba la exposición Impresiones y paisajes, en el Museo Nicanor Piñole, cuya inauguración anunciaba LA NUEVAS ESPAÑA añadiendo que estaba integrada por obra sobre papel, pasteles, acuarelas o dibujos, del propio Piñole. Como el pintor fue también admirable y prolífico maestro en estas técnicas, que aunque tan injusta como habitualmente denominadas "arte menor" es a menudo una verdadera delicia poder contemplar, la convocatoria resultaba atractiva. Lo era también por lo infrecuentes que son estas exposiciones temporales en la mayoría de los museos, incluido el Piñole, con el resultado de una habitual soledad y cierto languidecer, y si no intente recordar el lector, cualquiera que sea su relación con el arte, cuánto tiempo hace que no entra en éste, dedicado a una de las grandes figuras de la pintura asturiana, que conviene revisitar. Los museos exigen contenidos y ser noticia permanente para ser frecuentados y eso solo puede conseguirse con presupuestos que den para más que pagar la luz y la nómina de su personal, que por otra parte seguro que en bastantes casos resultarían más apropiados y culturalmente rentables que destinados a otras instancias, aunque nadie pida cuentas por ello.

Volviendo a la exposición, supongo que también debido al presupuesto, resulta algo decepcionante, quizá porque los fondos propios son limitados y la selección de obra no puede ir mucho más allá. La muestra está integrada por tres series bajo los títulos de "Árboles y arbustos", "Nubes y cielos" y "Desde la azotea. Vistas de Madrid", con paisajes urbanos esta última y por cierto bastante alejada en el planteamiento plástico de las otras dos.

Pero lo que importa ahora es que, con todo, resulta muy aconsejable visitar esta exposición, entre otras cosas porque siempre se aprende algo de interés, aunque uno crea que de un pintor como Piñole ha visto lo suficiente, porque nunca se sabe bastante. Por ejemplo, viendo la serie "Árboles y arbustos", quien lo necesite puede reafirmarse en lo muy lejos que Piñole estaba del impresionismo, sobre todo a la manera francesa. Ya en el siglo XIX, Jules Castagnary el primero que utilizó esta palabra para los nuevos pintores escribía: "no son impresionistas porque reproduzcan el paisaje sino porque reproducen la sensación que causa el paisaje", aguda percepción aunque, como era usual, hable de "reproducir", en lugar de "recrear", como vara de medir. Y etas pequeñas pinturas de árboles son un ejemplo admirable de personal reinterpretación del paisaje, el cezanniano "la naturaleza se piensa dentro de mí", una lección de equilibrio entre técnica, sensibilidad e imaginación, la visión de la naturaleza de un artista que no es un observador-captador de luces y momentos, sino un pintor concienzudo y sabio capaz de trasladar a su pintura la belleza intrínseca esencial de formas y colores del paisaje, liberándose de normas académicas restrictivas para expresarse a su personal manera que se puede interpretar sin duda en clave simbolista. En cuanto a las pinturas de nubes y cielos, cabe la misma reflexión, , por mucho que a primera vista luces, colores y evanescencias y singularmente en la imagen que acompaña estas líneas, aparenten un acusado "monetismo": su tejido cromático y, su composición y trazo, está más cerca de la abstracción, como en el último Monet.

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