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arte

Estefanía Martín, Emily Dickinson y el arco iris

Imágenes de cálida intimidad, líricas y tiernas, cercanas a una poesía "que parece surgida de donde nacen los sueños"

Estefanía Martín, Emily Dickinson y el arco iris

Estefanía Martín Sáenz (Bilbao, 1982), es artista que practica lo que podríamos llamar una "figuración poética", en cuanto creadora de una obra con la que intenta expresar, mediante el arte plástico, sentimientos, conceptos y emociones que le son inspirados por lo literario. En el caso concreto de la presente exposición el proyecto resulta particularmente sugestivo porque la inspiración se llama Emily Dickinson que siendo junto a Walt Whitman una de los dos más grandes poetas que ha dado Norteamérica, es también autora de una poesía originalísima e intrincadamente alusiva y metafórica que, siendo difícil de interpretar, igualmente conmueve y estremece; de modo que tanto los admiradores de los poemas dickinsonianos, "mezcla sublime de placeres y sufrimientos", como quienes gusten de un contexto conceptualmente tan atractivo como el que emana de la obra de la joven artista bilbaína, seguramente encontrarán interesante la muestra. Porque hay que añadir que Estefanía Martín crea imágenes de cálida intimidad, líricas y tiernas, con atención a la exquisitez y el primor en el detalle. También sofisticadas, si se quiere, pero con ello cercanas a una poesía que "parece como si hubiera surgido de donde nacen los sueños", como se escribió de su inspiradora. A su vez, actúan también como metáforas de incierto pero cautivador sentido que, aún cuando se identifiquen en lo profundo con el sentimiento que las inspira, más allá de intentar transferir significados crean con el arte un nuevo contexto representativo, lo que devuelve fantasía a la pintura.

Pintura literaria, sí, pero en el mejor sentido, aureolada de un realismo mágico con trasfondo de surrealidad latente, expresada en lo formal con una personal imaginaría a la que el uso de muy distintas técnicas mixtas dota de una grata diversidad. El dibujo sobre todo, pero también el collage, la pintura, la manipulación de telas estampadas, la incorporación de bordados y distintas materias, con predominio de lo textil (en un texto de presentación se habla de fricción entre el texto y lo textil" a lo que para completar el juego de palabras habría que añadir "las texturas"), todo eso conforma este universo de plástica poesía, sutil y delicado teatrillo como de antigua comedia de magia.

Es fácil dejarse seducir por el placer visual de estas imágenes que no generan narratividad, pero sí nos sitúan en un marco poético proclive a la evocación o el diálogo con el universo Dickinson, que podemos invocar ahora con el siguiente poema:

"Si perdurara",

Pregunté al Este,

Cuando esa franja arqueada

Apareció de golpe

en mi firmamento infantil- Y yo, por el júbilo,

Pensé que el Arco Iris era lo normal

Y los cielos vacíos

La excepción.

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