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No hay que tener miedo a internet

Cibernícolas, un manual para hacerse con la red y dominarla sin ser víctima de sus peores vicios

El que más o el que menos, directa o indirectamente, porque quiere o porque no le queda más remedio usa internet para algo en su vida diaria. Así las cosas, el mundo va camino (si no lo está ya) de dividirse en dos grupos de personas: los cibernícolas, aquellos que saben usar las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC), y los ticópatas, los que tienen problemas por un mal uso o abuso de éstas.

Son términos de Jesús J. de la Gándara (Tornavacas, Cáceres, 1956), quien acaba de publicar Cibernícolas. Vicios y virtudes de la vida veloz, un libro que aspira a poner un poco de orden y ayudar a manejarse en la coctelera de internet. "Un manual de ética hipermoderna, es decir, una guía para conseguir vivir bien en un mundo tan complejo y cambiante, al que se ha acusado de falta de normas, valores y fundamentos morales, aunque personalmente opino que es un mundo admirable, el mejor de lo que hemos creado los seres humanos".

No oculta este doctor en Medicina y Cirugía, especialista en Psiquiatría, los problemas para adaptarse a las nuevas tecnologías, a las que nadie puede sustraerse. Son inevitables y cada vez están más presentes. Por tanto, hay que "convivir bien" para ir por la "senda del éxito evolutivo que hasta ahora siempre hemos logrado hollar los seres humanos superando los retos y riesgos de la existencia".

Vaya por delante, si no ha quedado claro, que es un defensor a ultranza de las TIC, "complejas, diversas y veloces", pero no por ello algo malo para la salud o las comunicaciones personales. Un aviso para los agoreros: "Yo opino totalmente lo contrario, que a la larga todo en ese mundo informacional será bueno para las personas y sus mentes".

Pero hasta que eso llegue, se plantean muchos problemas. Son diversos los que se abordan en el libro e invitan a la reflexión. Por ejemplo, los que tienen que ver con la salud, campo en el que el autor es especialista. "Vivimos cien años, pero estamos fatal del cuerpo y de la mente; somos más saludables, pero vivimos hipocondríacos con tantos chequeos y campañas preventivas. (?) Somos más hedonistas, humorísticos y deportivos, pero también más estresados, angustiados, deprimidos, insatisfechos y enganchados a las nuevas adiciones".

Así con todo, pues la hipermodernidad viene llena de avances, pero también de restricciones y condicionantes. Conviene organizarse. De la Gándara propone tener en cuenta los vicios de la época y protegerse de ellos. Los identifica con el apresuramiento, la infosaturación, los mundos virtuales y el posesionismo. Y aconseja echar mano de las virtudes: saber elegir inteligentemente, lo que él llama intelegancia; manejar la telempatía, esto es, aceptar que ahora, si empatizamos con una persona, en muchos casos será con una pantalla mediante; desarrollar la ciberprosexia, una atención más ágil para asimilar los miles de datos que llegan a través de internet; y ser los mejores en ticopraxia, ser prácticos en el manejo de las nuevas tecnologías.

La teoría está muy bien. Pero, ¿y la práctica? Pues no quedará más remedio que probar: "Afrontar los groseros e insanos vicios de la conducta hipermoderna con comportamientos virtuosos y saludables para sacarles el máximo provecho a las TIC sin caer en sus riesgos". Palabra de psiquiatra.

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