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Ulises sin Ítaca

Ocho historias griegas de Petros Márkaris cargadas de pesimismo

Después de su exitosa trilogía, que terminó siendo tetralogía, sobre la crisis -Con el agua al cuello, Liquidación final, Pan, educación, libertad y Hasta aquí hemos llegado-, Petros Márkaris ha aparcado por una temporada las novelas de su investigador Kostas Jaritos y ha publicado recientemente un libro de relatos, La muerte de Ulises.

El libro lo componen ocho historias. El que lo abre, "El asesino de un inmortal", y el que lo cierra, "Poemas y crímenes", están protagonizados por su comisario Jaritos. Sin embargo, se nos antoja que la situación de Grecia pesa sobre él y se nos presenta más pesimista que en sus novelas, incluso en el tono más gris en el que están escritos. Nada más hay que fijarse en las frases finales de ambos: "... en este país, los que intentan triunfar sin enchufes ni contactos son asesinos en potencia" (p.33) y "... el segundo (caso) sigue sin esclarecerse, porque el criminal anda suelto. Y ya veo que el caso acabará archivándose" (p.176). Ese tono se mantiene en el séptimo relato, "Un atentado que llegó tarde", cuando pone en boca de Jaritos: "En Grecia todo funciona al revés. Los artistas se menean como si fueran espantapájaros en movimiento y los polis bailan como profesionales".

El tercer relato, "Tres días", podríamos considerarlo una novela corta de sesenta y dos páginas. Está ambientado en los sucesos previos a lo que en Grecia se conoce como la Gran Catástrofe, que terminó con el éxodo de la comunidad griega de lo que actualmente es Turquía. Una historia que se nos antoja autobiográfica por los orígenes armenios y griegos del autor. De todas formas, retomar aquellos sucesos pone en paralelo los actuales problemas del gran éxodo sirio.

Los partidos neonazis, como el griego Amanecer Dorado, la violencia y racismo que transpiran encuentran la dura crítica del autor en "La destrucción de Pompeya". Así mismo, de una forma indirecta, también encontramos esa crítica en el relato que da título al libro, "La muerte de Ulises", donde nos presenta al anciano Ulises que se marcha de Atenas hacia Estambul para morir tranquilo en uno de sus asilos. Sin embargo, tampoco lo consigue y termina afirmando, como un epitafio: "Los griegos de Estambul no somos felices en ningún lado".

Los relatos "En terrenos conocidos" y "El cadáver y el pozo" suponen, respectivamente, la introducción de un investigador turco en Alemania y el retorno, en un giro brillante, a la ironía y buen humor de obras anteriores.

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