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El Shakespeare indispensable

Lo que hay que saber de la vida y el mundo del bardo

El Shakespeare indispensable

William Shakespeare nació en 1564 en Stratford-upon-Avon, Inglaterra, y allí murió, a los 52 años, el 23 de abril de 1616. Se sabe poco de su vida y circunstancias, y cíclicamente se duda de su autoría o de su misma existencia. Hay documentos que avalan el nacimiento y muerte de William Shakespeare, quienquiera que haya sido, y hay una obra monumental que honra a quienquiera que la haya escrito, y que, a la vez, enriquece la historia de la literatura. También hay una licencia de matrimonio, de 1582, a nombre de William Shakespeare y Anne Hathaway. Si bien el matrimonio pronto tiene tres hijos, en 1592 William ya es un actor conocido en Londres, de donde se deduce que debió abandonar a su familia en torno a 1588.

Poco se sabe de sus primeros años en Londres; se supone que hizo todo tipo de trabajos en el teatro para sobrevivir, y que como actor se conformaba con papeles secundarios. Por esa misma época había ya varios teatros en la capital, casi todos en la periferia de la ciudad para escapar a la jurisdicción local, donde predominaba la política de los Puritanos, a pesar de que la reina Isabel I era una apasionada del teatro.

En 1592 los teatros se ven obligados a cerrar dos años por culpa de la peste, para evitar aglomeraciones de gente entre las que se pudiera propagar, y éste parece ser el tiempo que Shakespeare aprovecha para escribir y publicar sus primeras obras, los libros de poemas narrativos Venus y Adonis y La violación de Lucrecia. Reabiertos los teatros, en 1594, las obras dramáticas de Shakespeare se sucedieron. Muchas fueron escritas para ser representadas en la Corte, cada año, bien con motivo del cumpleaños de la reina Isabel y, más tarde, de Jacobo I Estuardo, como sucedió con Macbeth, bien para marcar la Navidad, como es el caso de Noche de Epifanía.

En aquella época los actores compraban las obras a los autores para representarlas con su compañía, y se cree que Shakespeare dirigió alguna de sus propias obras e incluso actuó en papeles menores, ahorrando así el pago al autor. Shakespeare fue adquiriendo fama y dinero paulatinamente, llegó a ser accionista del famoso teatro El Globo, y sus obras acabaron convirtiéndose en indispensables en la escena londinense.

Cuando Shakespeare empieza a escribir, Inglaterra vive una guerra fría con España: Felipe II prepara la Armada Invencible y los ingleses cierran filas en torno a su Elizabeth Regina. El patriotismo es el sentimiento más común en ese momento; por eso Shakespeare se arma con las crónicas históricas del siglo XV, escritas por Edward Hall y por Raphael Holinshed, quienes habían representado de manera muy peyorativa a los sucesivos reyes de las Casas de York y Lancaster, que se habían enzarzado durante décadas en la llamada "Guerra de las Dos Rosas", para resaltar los valores de Enrique VII, recién llegado al trono de Inglaterra sin ningún título legal.

Shakespeare se suma a la consagración del llamado "Mito Tudor" e inscribe en la literatura la grandeza y las miserias de la monarquía inglesa. Enrique IV, Enrique V, Enrique VI, Ricardo II, Ricardo III, El Rey Juan y Enrique VIII constituyen un ciclo fundamental en la obra del dramaturgo. En estas obras se debaten los aspectos más truculentos del poder junto con los sentimientos personales de quienes lo ejercen; Shakespeare deja constancia, en monólogos de gran excelencia literaria, que hasta la persona más vil tiene un lado humano y que la más cordial también puede esconder un punto de perversidad.

Por esa misma época y hasta 1600 escribe la mayor parte de las comedias: La fierecilla domada, Los dos hidalgos de Verona, Trabajos de amor perdidos, El sueño de una noche de verano, Mucho ruido y pocas nueces y A vuestro gusto. También escribe las tragedias: Romeo y Julieta, El mercader de Venecia y Julio César.

A partir de 1600 el tono de las obras se vuelve más sombrío, probablemente porque el autor ya se ha convertido en una persona madura y reflexiva, pero también porque el público de la época demandaba esos temas transcendentes, que enumera uno de los biógrafos del dramaturgo: "el amor, la belleza, el goce, la infidelidad, los engaños y el tiempo, injurioso e irreparable, que todo lo corroe. He aquí toda una poética, una erótica y una metafísica". Es el momento en que escribe Otelo, el moro de Venecia, El rey Lear, Antonio y Cleopatra, Macbeth, Coriolano, Timón de Atenas y Pericles, príncipe de Tiro. Si bien Shakespeare sigue escribiendo comedias, como Las alegres comadres de Windsor, Bien está lo que bien acaba, Medida por medida, Cymbelino o El cuento de invierno.

Las comedias de Shakespeare presentan los aspectos lúdicos del amor, entretejidos con juegos sociales que siempre acaban en el encuentro de la pareja enamorada, encuentro que resulta altamente gratificante porque para lograrlo los amantes han tenido que superar todo tipo de enredos. En las tragedias el amor se mezcla con el destino cruel, con la perversidad humana o con los avatares de la historia, que hacen el amor imposible. Pero la parte de su obra en donde Shakespeare mejor articula el amor en cuanto que sentimiento particular e individualizado es en los sonetos, publicados en forma de libro en 1609. Shakespeare construye una voz que hilvana sentimientos y experiencias como si fueran inmediatos a nuestro propio mundo.

En 1612 Shakespeare pone un broche de oro a toda una vida de poesía y dramaturgia con un verdadero testamento literario, La tempestad, donde no sólo responde a acontecimientos de su época tales como los viajes comerciales y de aventura allende los mares y los descubrimientos de nuevas razas y culturas, sino que encuadra, en esos nuevos mundos posibles, la problemática del lenguaje, del poder y de la ética política. Y lo hace sin perder de vista el norte y la guía de su quehacer literario: la condición humana.

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