En el campo de la dirección escénica de ópera, el grupo catalán La Fura dels Baus se ha convertido en una presencia habitual en los principales teatros internacionales. La calidad, el riesgo y la valentía de la Fura ha tenido su recompensa y su trabajo cada vez abarca un repertorio más variado con una mezcla impresionante de autores y épocas. Los trabajos de Carlus Padrissa se complementan a la perfección con los de Àlex Ollé. Son dos caras de la misma moneda que están consiguiendo éxitos continuados en una fórmula que huye del acomodo y afronta el género sin prejuicios ni reglas inflexibles preestablecidas y, a la vez, con enorme respeto al espíritu creativo de las obras.
Ollé acaba de llevar a la Royal Opera House del Covent Garden, una producción de Edipo de George Enescu, realizada entre el teatro londinense, la Monnaie de Bruselas y la Ópera Nacional de París. O, lo que es lo mismo, algunos de los teatros que lideran el sector operístico a nivel mundial. Ollé, que ha realizado el proyecto con Valentina Carrasco, y que ha contado con la escenografía de Alfons Flores, la iluminación de Peter Van Praet y el diseño de vestuario de Lluc Castells, ha conseguido enorme éxito, de público y crítica, en la capital británica.
Enescu logra en su Edipo condensar con un lirismo y una fuerza impresionantes el drama de Sófocles. Con este fenomenal punto de partida, Ollé y Carrasco construyen su dramaturgia en un contexto industrial, de turbación bélica, mediante inquietantes imágenes que van edificando una acción que es, a la vez, espectacular desde el punto de vista visual, y contenida en el juego dramático, en el tablero pasional en el que se juega la partida del poder, de las pasiones, de la mitología. El coro, imponente a modo de friso en el inicio, y el cuidado diseño de cada rol hacen que cada pieza del puzle encaje a la perfección. La convivencia del mito y el drama adquiere carácter épico, un vigor que enfatizan de forma esplendente los cuerpos estables del Covent Garden, una orquesta y un coro sensacionales, a través de una dirección musical impecable firmada por Leo Hussain y un reparto de primer nivel en el que nombres como Johan Reuter, Sarah Connolly, Sophie Bevan, Marie-Nicole Lemieux, Samuel Youn o el veterano John Tomlinson, que dan vida a los personajes con una entrega y convicción admirables. La suma de elementos crea una sinergia brutal en el desarrollo argumental, genera un crescendo dramático que enmarcado en una atmósfera opresiva hace que todas las líneas de fuga confluyan en un único punto sobre el que está cimentada la tragedia. Estamos ante un título al que le ha costado décadas en entrar en repertorio pero que, sin duda, ha de ir a más en los próximos años. Sobre todo gracias a reivindicaciones de tanto calado.
