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Tinta fresca

Siempre nos quedará París

Iñaki Martínez se inspira en la película "Casablanca" para tejer una intensa novela de aventuras, amores y espías

La ciudad de la mentira es la novela de un escritor, Iñaki Martínez, que siempre se ha sentido fascinado por las aventuras: "No he sabido vivir sin ellas, han sido una constante en mi vida, quizás influido desde los cinco o siete años cuando mi abuela Faustina (quedó viuda con cuatro hijos en Ortuella, zona minera de Vizcaya) me contaba los trabajos que tenía que pasar para sacar adelante a sus hijos una vez acabada la guerra civil mientras recorría pueblos de Vizcaya, Alava, La Rioja y Burgos. Ella era lo que entonces se llamaba 'estraperlista', que es una manera hermosa de definir el contrabando y alimentos. ¡Cuántas veces tuvo que tirarse mi pobre abuela de un tren en marcha para que la guardia civil no le decomisase los víveres!" Con cinco años ingresó como interno en el Colegio de Santa María de Portugalete, "y ahí volví a olisquear las virtudes de la aventura y la supervivencia, como saben bien los que han sido internos".

Para completar el círculo su padre -al tener trece o catorce años- empezó a contarme sus peripecias en la 'Brigada Vasca' en la Segunda Guerra Mundial, los enfrentamientos con las unidades nazis en suroeste de Francia y el desfile en Burdeos el día que terminó la guerra. ¡Qué más podía pedir para convertirme en un aventurero sin remedio! Más tarde vinieron los últimos años del franquismo, época en la cual me sentí interpelado junto a numerosos jóvenes, y al consolidarse la Transición, las revoluciones de América Central en la que me impliqué cuatro años".

Estaba claro que vivir con la aventura como norte "guiaba mi vida y ya años más tarde, con la serenidad que da la edad, me decidí a escribir relatos y fabular novelas y como no podía ser de otra manera el resultado tiene que ver con la intriga, el espionaje, las aventuras y también el amor, presente siempre en la trastienda de los hechos que se narran".

Todo eso aguarda en las calles de La ciudad de la mentira, finalista del premio Nadal 2015 e inspirada en la mítica Casablanca. Viajamos hasta Tánger "en un periodo esplendoroso entre 1939 y 1942, cuando estaba regida por un Estatuto de Zona Internacional y se convirtió en la ciudad cosmopolita, misteriosa y conspiradora que tan bien retrata la película Casablanca de Bogart y Bergman. Era igualmente una ciudad en donde las comunidades católicas, hebreas y musulmana se llevaban en perfecta armonía, sin tensión. Gracias a la numerosa documentación que revisé en mis quince viajes comprobé esta hecho que está presente en la novela de principio a fin. Tánger era un ejemplo de convivencia y tolerancia, los sacerdotes católicos, los rabís hebreos y los almuecines musulmanes compartían pastelillos y té a la menta continuamente; algo que pertenece al pasado en esa ciudad por desgracia". Lo que más le satisfizo en la escritura fue comprobar "cómo los personajes cobraban vida autónoma y propia según avanzaba el trabajo, en muchas ocasiones en contra de los criterios que el autor tenía en mente. Se trata de una aventura -otra- apasionante, los personajes se independizan en cierta manera del escritor y acaban donde ellos quieren. Las situaciones inesperadas que elaboran los autores constituyen lo más genuino y extraño del proceso de creación, según creo".

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