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Antonio Navarro, imágenes de la visión fugitiva

Denso y sugestivo tejido plástico que une geometría y lirismo en una abstracción con significados

Aunque Antonio Navarro (Burdeos, 1966) reparte su vida y su actividad profesional entre Salamanca y Asturias, donde ha expuesta individual y colectivamente en varias ocasiones, también en Alfara anteriormente, siento decir que no guardaba un recuerdo claro de su obra, que se expresa sobre todo mediante distintas técnicas de grabado, una disciplina en la que es doblemente maestro, como artista y como docente.

Pero basta con ver esta exposición para comprobar que nos encontramos ante un artista del mayor interés, no solo por la calidad evidente de su obra sino también por las reflexiones que esta obra nos induce a mantener en torno a algunos aspectos del arte contemporáneo y en concreto sobre la abstracción. Porque las pinturas de Antonio Navarro, se trata en este caso de impresiones digitales, son obras de rigurosa geometría, una variada serie de muy sugestivas configuraciones pictóricas en cuya simetría se articulan armoniosamente ritmos lineales y sutiles gradaciones de color que ocupan toda la superficie de la obra unificando soporte, color, contenido y forma. A primera vista un ejemplo del "hard-edge" originado en la abstracción pospictórica norteamericana, abstracción geométrica pura, pintura sistemática, el "lo que ves es lo que es" de Frank Stella, libre de cualquier rasgo de emotividad o asociación emocional: bidimensionalidad, frontalidad y ausencia de narración.

Pero existe, ¡vaya si existe!, la narración y la asociación emocional en esta obra. El espectador lo percibe y lo disfruta, e incluso puede adivinar en alguna medida el origen de esa emoción que el artista hace explícito en el título de la exposición: "Fugaz", y luego amplía en un texto que escribe y que comienza con una cita de Le Brun, "El conductor de automóvil es el hombre del olvido, el paisaje desfila a su lado, más allá del parabrisas, sin que él sienta nada, en una especie de anestesia sensorial y de hipnosis con la carretera". Y algo después: "Desde el silencio invento nuevos paisajes, donde refugiarme, donde esconderme, donde perderme". De modo que en realidad Antonio Navarro es uno de esos artistas que, afortunadamente para el arte, han sabido abrir la abstracción a la posibilidad de expresar significados, más allá del formalismo, reivindicando las implicaciones temáticas de buena parte de la abstracción, desde las utopía de Mondrian a las mitologías de Pollock o las emociones de Rothko ("y si tú, como me dices, te sientes movido únicamente por las relaciones de color en mis obras, es que no las entiendes"). En una palabra, pertenece a la familia de la abstracción redefinida o sustantivada, a la de determinados neo geos, en parentesco con San Scully, Günter Förg, Ross Bleckner, Mary Heilmann o Juan Uslé entre otros.

Antonio Navarro reformula a su manera el arte geométrico con una obra de mucho atractivo plástico y estético, abstracción ambigua de denso tejido pictórico, también de significados, de sensaciones ópticas y táctiles, una obra que une el rigor y la lírica en el intento de atrapar la visión fugitiva del conductor de automóvil atrapada por la memoria inconsciente y que no necesita de sugerencias paisajísticas cercanas a la representación para hacernos partícipes de su viaje de proximidad.

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