La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Arte

Goya, la otra gran presencia

"Estudio de un toro", cuadro de Bacon en la muestra del Guggenheim. EFE

En la reiteración está otra de las claves de Bacon, cuyo quehacer artístico se convierte en una tentativa continua, que imprime a su obra esa sensación de algo siempre inacabado, que llega a exasperar a espectadores de mirar clásico. El propio artista se convirtió en motivo reiterado de su pintura en los numerosos autorretratos, una forma de exploración de sí mismo que lo conecta con Van Gogh. La fuerza de ese vínculo queda patente en la muestra con los dos estudios para retrato de Van Gogh y con el cartel que pintó para la gran exposición con la que se conmemoró en Arlés el centenario del artista holandés.

Bacon coloca la figura humana en el centro de su obra, marcada por esa carnalidad torturada, borrosa."El arte es una obsesión de vida y, después de todo, dado que somos seres humanos, nuestra mayor obsesión somos nosotros mismos", explicaba. Ese interés contrasta con su recurrencia a la mediación de la fotografía, huyendo muchas veces de la presencia del modelo como arranque de su trabajo, lo que es tanto como escapar a la pureza de lo real y remarca más el perfil de Bacon como un incansable reinterpretador de imágenes.

La infinita distancia que parece existir entre la visión baconiana del cuerpo humano y el retrato clásico se acorta al percibir el efecto del claroscuro sobre la figura, como se aprecia en el "Cristo crucificado con un donante", un Zurbarán de 1640 también incorporada a la exposición del Guggenheim.

La influencia de los clásicos españoles, que conocía de manera directa por sus visitas y estancias, llega a ser decisiva. Manuela Mena, jefa de conservación de la pintura del siglo XVIII en el Prado y una de las mayores especialista en Goya, atribuye al influjo de Velázquez el "riguroso sentido del orden espacial" que "en él se convierte en el sustrato perfecto, en la fría cámara de tortura ideada para ele ejercicio de la violencia". Una violencia en estrecho vínculo con la muerte, relación que adopta múltiples variables, entre ellas las de las corridas de toros. La muestra bilbaína reserva una espacio propio para serie "Tauromaquia" de Goya, enlazada con el "Estudio de un toro" de Bacon. En esas figuras goyescas, llevadas hasta el límite del esfuerzo físico que exige eludir la muerte ante la amenaza del toro, hay un potente imagen original cuyo eco nos devuelve Bacon con su propia mirada contemporánea.

Compartir el artículo

stats