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Arte

Las nuevas geometrías protagonizan el certamen de pintura de Villaviciosa

Raquel Miranda con "Mandalas", impresión digital, obtuvo el primer premio del concurso en su decimonovena edición

Raquel Miranda ante la obra ganadora del certamen. MARIOLA MENÉNDEZ

Una de las cualidades más interesantes y dignas de tener en cuenta de los certámenes de arte es la posibilidad de dar a conocer, o consolidar, trayectorias artísticas capaces de aportar algo nuevo a la creación plástica, lejos de las cansinas participaciones de quien se limita a reiterar un mismo tipo de cuadro en los distintos concursos. Raquel Miranda (Tineo, 1936) es una artista que no ha dejado de trabajar, y de exponer a lo largo de las últimas décadas, pero tampoco de vivir una admirable y emocionante evolución artística en su obra, que es lo que, a los ochenta años y con la técnica de impresión digital, le ha permitido ganar la decimonovena edición del Certamen de Pintura Ayuntamiento de Villaviciosa cuyas selección de obras se expone ahora en la Fundación José Cardín.

Creo que merece la pena hablar brevemente, porque es noticia y resulta ejemplo estimulante en el decaído mundo artístico regional, sobre dicha trayectoria, desde el momento en el que Raquel Miranda se pone a trabajar en el Taller Experimental de Humberto, impagable su labor a lo largo de muchos años, donde pronto adquiere el lenguaje de la modernidad y muestra en una exposición con Cajastur, itinerante por Asturias, una muy interesante serie de tintas calcográficas sobre PVC, en estructura circular y compleja disposición espacial con variedad de referencias geométricas y calidades texturales y cromáticas. Luego establece una particular relación en el propio taller con Dolores Trabanco, "Nekane", y Ramón Moncada que les lleva a crear un grupo artístico cuya primera exposición tuvo mucho de manifiesto: "A 100 años vista del Cuadrado Negro", y fue vista primero en la galería Lola Orato de Oviedo y luego en el Complejo Cultural As Quintas de La Caridad y constituyó una verdadera revelación que se prolongó en la obtención del Premio Jesús Villa Pastur de Casa Consuelo hace unos meses por parte de Dolores Trabanco, también con una obra finalista en esta exposición, y el premio actual, obtenido por Raquel Miranda.

En esta edición del certamen han concurrido, y de ello queda constancia en la exposición de las obras seleccionadas, pinturas pertenecientes a diversas tendencias artísticas, como corresponde al eclecticismo característico del momento actual de la pintura, al que quizá le deba en buena parte su vitalidad actual, su recobrado protagonismo, tras haberse enriquecido no solo de la mezcla de estilos y tendencias, sin que ninguna sea dominante, sino también de formas de expresión pertenecientes a otras disciplinas artísticas y de la aparición de nuevas técnicas. En cuanto a estas últimas merecen mención especial las de impresión digital de las que se ha beneficiado particularmente la abstracción geométrica puesto que en esa manifestación plástica estimula especialmente la imaginación creadora del artista en cuanto a desarrollar nuevas y originales configuraciones en el espacio, más allá de normativas formales y cromáticas relacionadas con las formas geométricas tradicionales. A esa especie pertenece la obra premiada, titulada "Mandalas", es decir la imagen circular del budismo que representa el universo. Un título hermoso y afortunado, porque esas veinticinco formas circulares, ominosamente alineadas, tienen la fascinación de lo simbólico, lo exótico y lo misterioso, máscaras de lo invisible, familia de formas tan iguales y diferentes, inmóviles pero como pareciendo representar el movimiento eterno. Las menciones de honor del concurso fuero apara María Dolores Trabanco por una obra sin título, Rafa López García por "En ningún lugar cualquiera" y Rafael Felipe Martínez por "Proyecto introspección".

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