En el arte contemporáneo, que tiene en la hibridación una de sus señas de identidad, abundan las relaciones entre las vanguardias artísticas y los avances tecnológicos, quizá con la fotografía como primera disciplina favorecida por ellos pero también con influencia en la más tradicionales pintura y escultura. El avance más significativo en este último caso ha sido la progresiva utilización del ordenador - "Compute Art" por utilizar el término USA - como elemento auxiliar capaz de facilitar al artista su creación plástica asumiendo la búsqueda de medios o posibilidades formales que aquel valora, manipula e incorpora a no en su obra. Curiosamente, y este en un hecho poco conocido, al aprovechamiento de formas generadas por ordenador fue una iniciativa concebida como una extensión del arte conceptual, lo que supuso para los artistas conceptuales traicionar los principios de su tendencia puesto que con ello, en lugar de romper con el objeto tradicional, pictórico o escultórico, contribuían a facilitar su representación. De modo que las nuevas imágenes pronto quedaron desvinculadas del arte conceptual para considerarse más cercanas a la abstracción geométrica, el cinetismo o el neoconstrutivismo, nuevas imágenes que en España tuvieron nombres tan importantes como Elena Asins, Manuel Barbadillo o José Mª Iturralde, tras la experiencia del Seminario de generación automática de formas plásticas del Centro de Cálculo de la Universidad de Madrid.
Quien siga la actualidad del arte en Asturias sabe que entre nosotros ya son bastantes los artistas que hacen uso de las nuevas tecnologías, y entre ellos es obligado citar como destacada referencia a María Braña, que llegó a la geometría como autoexigencia estética y a la impresión digital porque, como ya comenté una vez parafraseando a Paul Klee, encontró "la línea que sueña" dentro de su ordenador. La artista de Teverga está haciendo así una obra que podemos considerar entre las más interesantes y originales de la abstracción geométrica en Asturias, especialmente y de manera progresiva desde que ganara el Certamen de Arte de Luarca en el año 2011, en el que en el CMAE de Avilés celebró una importante exposición que fue como un adelanto de su progresión futura y en cuyo catálogo Ramón Rodríguez, además de resaltar su control y dominio de las relaciones entre las formas, hablaba de "ordenaciones espaciales que sugieren volúmenes y que desde el plano, siquiera en un ejemplo que puede ser germen de nuevos trabajos, han saltado a las tres dimensiones". Fueron ese germen, como se puede ver por la facilidad y atractivo con los que plantea su impresión digital en lo escultórico.
La actual exposición, aunque muy reducida en piezas, pone de manifiesto la imaginativa creatividad de una obra capaz de ofrecer gran variedad de complejas disposiciones espaciales y diseños de líneas y formas con sugerencias tridimensionales superpuestas, entre la ilusión óptica y la naturaleza física de la estructuras, con el común denominador de un dinamismo plástico basado en el uso de diagonales, líneas quebradas, formas angulares y variedad de figuras poligonales. En un universo cambiante de imágenes que modifican su morfología, ha encontrado María Braña un campo de sugestiva experimentación. Vemos bellas piezas geométricas en las que se integran versiones de una misma forma, diferentes colores y sistemas de impresión con atractivos desequilibrios dinámicos, basados en la asimetría de la construcción. Impresiones sobre vinilo, Dibon o PVC, sobre relieve o en hueco, con collages y diferentes texturas de papel y madera, imaginativos enlaces, intersecciones y filigranas lineales, en pintura o escultura. Y con tan llamativa sugestión visual en la instalación que le hacen a uno fantasear imaginándola colorista plástica plana del pop si el pop decidiera hacerse abstracto.
