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Arte

Casimiro Baragaña: desde el invisible principio al invisible final

"Expresión renovada", un testamento plástico, es una lección de impresionismo abstracto a la asturiana

Casimiro Baragaña, ante el mural "Expresión renovada". MIKI LÓPEZ

En una publicación editada por la Fundación Municipal de Cultura de Siero, con motivo de la instalación de la pintura mural "Expresión renovada" en la entrada principal del Ayuntamiento, Casimiro Baragaña escribió un texto en el que se extendía en consideraciones técnicas y artísticas sobre la obra, pero también en su sentimiento de amor por La Pola, donde nació y eligió vivir para siempre. Dicho texto finalizaba así: "Y para terminar una confesión personal: la pintura ha sido casi todo en mi vida, y lo será hasta el final. Desde el invisible principio hasta el invisible final".

Ahora que ha llegado para él el triste final, que por cierto resulta extraño y en algún modo sobrecogedor calificar de invisible, frente al tópico de inevitable, siento la necesidad y también la obligación de aportar mi grano de arena en el intento de que la personalidad y la obra de este artista singular y valioso por lo menos tarden un poco en caer en el olvido.

La pintura no fue casi todo en la vida de Casimiro Baragaña, lo fue todo en realidad. Le conocía desde hace muchos años y no creo haber hablado con él de ninguna otra cosa. De pintura, su gran pasión, él que tan pocas pasiones alimentaba, hablábamos cuando, hace tanto tiempo, viajábamos a Luarca en el taxi que nos ponía Villa Pastur para ir a fallar el certamen, viaje muy largo y tendido, por el interior o por la costa, y con un taxista que seguramente sería famoso en Siero por conducir a paso de carreta. De pintura hablábamos cuando, en asombrosa casualidad, que Casimiro encontraba natural "porque íbamos a los mismos sitios", coincidíamos una y otra vez en el Reina Sofía, la Thyssen, la Fundación March. Hablamos mucho de pintura en días de la exposición que le organicé en la galería Murillo en 1974, ... y no hablamos más porque yo no podía viajar tanto como él por España y el extranjero, subido al ALSA, para ir a ver pintura, ¿adónde sino?. Cuánta razón tenía William de Kooning: "No hay forma de mirar una obra de arte por sí sola: no es autosuficiente; necesita una historia y mucha conversación porque es parte de la vida del hombre".

Por su extrema discreción y reticencia a las comparecencias públicas, también por lo poco que cuidamos de nuestros artistas, seguramente no tendrá Casimiro Baragaña la fortuna plástica póstuma que se merecería. pero al menos es una suerte para la memoria del arte asturiano que Siero venga organizando con tanto acierto y éxito el certamen que lleva su nombre, y también que le hubiera encargado en su día el mural "Expresión renovada" porque resume admirablemente, y con la pintura de su última época, una trayectoria artística que no solo sirvió para renovar su obra sino también toda la pintura asturiana del paisaje, ejemplo para generaciones de pintores de cómo evolucionar del naturalismo a la modernidad. el mural es en cierto modo su testamento plástico, y no sé cómo andará aquella donación de la que se habló hace un par de años.

Casimiro Baragaña, tras sus días de Bellas Artes, compañero de curso de Antonio López, y de dejarse impresionar por el impresionismo en París, que era lo prescrito para el fin de curso, interpretó la lección cubista cuando tuvo que pintar los murales al fresco de la Parroquia de San Pedro en La Pola, para conseguir con la linealidad geométrica de los volúmenes facilitar la visión e inmediatez del motivo a los fieles. Luego, como consecuencia de ello, se apoderó de su pintura la disciplina geométrica (algo así debió pasarle a Vázquez Díaz, comentaba Casimiro) y para desprenderse de ello se inventó la época de las teselas que tuvo mucho éxito pero sirvió sobre todo para ir pasando de la línea a la mancha y en definitiva de lo geométrico a lo lírico. Hasta crear un personalísimo territorio pictórico, enriquecido de emociones en el protagonismo de los valores formales y cromáticos, sin abandonar las sugestiones de la naturaleza y el paisaje aún llegando a los límites de la abstracción. Esa es la lección magistral de impresionismo abstracto, inspirado en Monet pero a la asturiana.

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