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Poesía

La reverencia a la palabra en José Luis Rey

Un nuevo poemario y un ensayo dan cuenta de la visión literaria del autor cordobés

El gusto y regusto por la palabra reviste la poesía de José Luis Rey, (Puente Genil, 1973) con exacerbado mimo. Dos nuevos libros suyos ocupan los estantes de las librerías: el poemario La fruta de los mudos, que obtuvo el Premio Ciudad de Melilla, y el ensayo Los eruditos tienen miedo. Vuelo y celebración de la metáfora.

La fruta de los mudos nace en un tiempo marcado, la Edad Media, y en un enclave determinado, la Hansa, asociación mercantil del norte de Europa. A partir de ahí Rey deja volar su pluma."Como bien vio el crítico Túa Blesa, se trata de un yo que recorre varios tiempos y lugares. El libro habla del afán metafísico de trascender la muerte, muchas veces desde lo cotidiano e incluso desde lo irónico", argumenta.Un nuevo peldaño ascendente, pues, en la carrera del autor de La luz y la palabra, La familia nórdica, Barroco o Las visiones. Según su autor, su producción más reciente "añade profundidad y madurez. Es mi mejor libro hasta la fecha. Cada poemario, más que un punto de partida, es un punto de llegada, un punto más lejano que alcanzar. La poesía debe avanzar siempre hacia delante, intentando conquistar nuevos territorios". "Pues quien habla un idioma también habla un silencio", escribe Rey, para quien "la poesía juega con el lenguaje y también con el silencio. En mis ensayos Jacob y el ángel o Los eruditos tienen miedo describo al mismo lenguaje como silencio. La poesía ha de trascender el lenguaje y llegar hasta el espíritu , que es de donde mana realmente y lo que le da su razón de ser". Otro de los versos subraya que "Los olvidados vuelven con el mar". Para el autor cordobés, la escritura es una medicina contra el olvido, "la literatura y la poesía rescatan la vida y su intensidad, la perpetúan y la hacen más duradera. La poesía, cuando es buena, trasciende su época y llega hasta sus lectores futuros. A veces, incluso ha de esperar que esos lectores nazcan para tener verdaderos receptores, hermanos del futuro que comprenderán al poeta de hoy."

Una de las grandes obsesiones poéticas de José Luis Rey es la historia, tratada a modo de reinterpretación o reescritura de la misma."Siempre me ha interesado la historia y no es la primera vez que la trato. En poesía la historia se vuelve algo maleable y, sí, se puede reescribir. La Hansa supone para mí el gran despertar de Europa previo al Renacimiento. También es un poema vinculado a mis orígenes, pues mi familia está compuesta por comerciantes. Es un homenaje a los comerciantes de toda época, viendo en este comercio una metáfora de la solidaridad humana contra la muerte", explica.

La altura de la metáfora justifica, en opinión de Rey, un texto. "Un poema tiene que estar presidido por el halo del espíritu, tocado por la gracia, además de contar con buenos recursos verbales. Pero ha de tener un mensaje claro. No puede ser solo una exhibición verbal que se queda en nada.", afirma.

El dilema entre el beneplácito de la crítica o el respaldo del gran público cae por su propio peso : "No creo que exista el gran público en poesía. A mí me basta con tener unos cuantos lectores fieles. Siempre he sido juanramoniano y siempre he creído que escribo para una minoría. Con esa minoría me basta".

De su concepción literaria parece deducirse una definición poética alejada de la confesión y más próxima a la revelación como agumento, porque "la poesía es revelación de los misterios del mundo, llamear de la eternidad de pronto presente en el lenguaje. La revelación y la búsqueda metafísica son para mí claves de mi poesía."

Por su reciente ensayo Los eruditos tienen miedo desfilan retratos de poetas de diferentes tradiciones como Rimbaud, Claudio Rodríguez, T.S. Eliot, Luis Cernuda, Dante o Luis Alberto de Cuenca. Es un intento "de hacer un canon personal para demostrar, mediante poetas muy diversos, cómo el espíritu prima sobre el lenguaje en poesía."

A la hora de escribir el ensayo a José Luis Rey le ha sido imposible deslindar su condición de poeta, debido a que "mis ensayos giran en torno a la poesía, así que no me desprendo de ella nunca. La poesía es el centro de mi labor en cualquier género y todo gira en torno a ella. La poesía es el centro gravitatorio no solo de la obra, sino también de la vida misma de todo poeta verdadero."

El poeta andaluz abordó recientemente la traducción de la poesía completa de Emily Dickinson con todo su grado de complejidad. "Lo más difícil de traducir a Dickinson fue trasladar su endiablada sintaxis, tan parecida a la latina. Su lengua también es antigua en ciertos aspectos. Sin embargo, mereció la pena, porque es una grandísima poeta y a su estirpe natural, como Juan Ramón y otros, me sumo por completo", explica.

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