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Libros

La novela negra y la oscuridad nórdica invernal

Un clima que propicia la escritura y el misterio

Durante la tercera semana de noviembre, Islandia rindió homenaje a la literatura negra que tanta visibilidad dio a los países nórdicos en las últimas dos décadas. Los primeros días se celebró un congreso denominado "Noir in the North" [Lo Negro en el Norte] en el que participaron especialistas en ficción criminal de todo el mundo. La conferencia inaugural corrió a cargo de Yrsa Sigurdardóttir, la autora islandesa más conocida internacionalmente, cuya tercera novela, Sé quién eres (2014), reseñamos en su momento en estas mismas páginas. Como se espera de los autores, insertos en casillas por los críticos, Sigurdardóttir renegó de la etiqueta Nórdic Noir, argumentando que los escritores son sencillamente eso, escritores, y el crimen y la investigación son los mismos en todas partes. Si bien los inviernos largos, fríos y oscuros de Escandinavia, la escasa población y las calles desiertas determinan, necesariamente, el modus operandi de sus detectives y policía.

Cerró el congreso la escocesa Val McDermid, quien, sin embargo, se considera a sí misma como parte del "Tartan Noir" o "novela negra con tartán escocés". Ambas autoras representaron el Norte del título con total convicción, con crímenes cometidos con nocturnidad, gritos apagados por la soledad del entorno o el fragor de la ventisca, huellas escondidas bajo la nieve y mutismo absoluto sobre lo acaecido, porque los secretos se guardan tras la puerta de tu intimidad. Estos espacios específicos de la novela policiaca escandinava reflejan la importancia de la geografía emocional, del dónde, cómo y pórque de los hechos.

La novela negra abraza, sin duda, los aspectos psicológicos más intricados de la mente humana, así como los entresijos de la sociedad, sea urbana o rural, de clase alta o trabajadora. No es, pues, de extrañar, que las diferentes ponencias abarcaran una amplísima variedad de temas, tales como la importancia de la geografía y de las genealogías personales e históricas en la comisión de los crímenes, la complejidad de las definiciones de un género literario tan variado y siempre en expansión y las razones de su recepción internacional. El eje transversal de todas las exposiciones fue la construcción social de hombres y mujeres, bien como actantes, como víctimas, como investigadores o como testigos. Quienes estudian el tema no apreciaron más diferencias entre la literatura policiaca de los diferentes espacios geográficos que las generales indicadas más arriba.

La semana se completó con otro programa, "Iceland Noir" (Islandia Negra), que reunió a una cincuentena de escritores de novela policiaca de toda Europa, entre quienes la propia organización destacó a la finlandesa Leena Lehtolainen, la sueca Viveca Sten y la danesa Sara Blaedel. Hubo conferencias, mesas redondas, lecturas en islandés durante una peregrinación nocturna por los lugares de Reykjavik que fueron inscritos en esas novelas y una excursión a un pueblo remoto del norte del país, Siglufjordur, en donde se desarrollan los casos del detective Ari Thor, de la serie del escritor islandés Ragnar Jonasson.

Uno de los acontecimientos fue la nominación de los autores finalistas del "Icepick" [Piolet], el premio a la mejor novela de detectives traducida al islandés en los últimos meses, que se entrega por tercer año consecutivo. Las obras finalistas son de la inglesa Ann Cleeves, la finlandesa Kati Hiekkapelto, el noruego Jo Nesbo, la australiana Marion Pauw y el danés Erik Valeur. En 2015 lo había ganado Jo Nesbo con Blood on Snow, y en 2014, el Piolet fue para otro autor conocido en nuestro país, Joël Dicker, con La verdad sobre el caso Harry Quebert.

En resumen, se trató de una semana memorable para quienes disfrutamos con la ficción criminal y con la naturaleza islandesa, y de donde volvimos con la maleta llena de libros, la retina a rebosar de paisajes inéditos para alguien del sur y la cabeza bullendo de ideas. Ahora habrá que esperar a la traducción de las novedades del género, pues los autores siguen publicando a muy buen ritmo para satisfacer la avidez lectora del pueblo islandés.

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