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Fantasía, evocación y reflexión

Épica de Ishiguro, coda de Von Rezzori, sobredosis literaria escandinava, crítica feroz a la guerra de Irak, los diarios de Piglia, reflexiones culturales y algo de magia de Carroll

Fantasía, evocación y reflexión

Lo que sigue es un ramillete de buenas y diferentes lecturas para las horas de ocio de unas vacaciones. Una novela distinta, épica y soñadora, de Kazuo Ishiguro; el epilogo de un gran escritor no lo suficientemente reconocido, Von Rezzori; dos narraciones de dos buenos escritores escandinavos que no tienen que ver con el relato policial; una crítica feroz a la guerra de Ben Fountain; la segunda entrega de los diarios de Emilio Renzi, de Piglia; una honda reflexión cultural de Ramón de Andrés y una edición recuperada de Alicia con las ilustraciones originales de John Tenniel.

El gigante enterrado. Kazuo Ishiguro es un buen novelista, sus libros comparten un enfoque cuidadoso y un esmero en la prosa que no es fácil encontrar en la literatura de nuestros días. En El gigante enterrado, su séptima y última novela, se vale de la fantasía como herramienta. Comienza con un lenguaje claro, sin prisas ni pretensiones, para describir la Inglaterra de hace unos 1.500 años. Una pareja de ancianos, Axl y Beatrice, nos conduce de un pueblo a otro, por la tierra en que los británicos y sajones libran su encarnizada guerra, todo ello en un crepúsculo posartúrico mítico de ogros, duendes y dragones. Es Juego de tronos y Tolkien a la vez, pero con un hormigón metafórico superior que indaga en la memoria y el olvido para devolvernos la materia del presente que nos inquieta. Los personajes surcan los caminos de la historia a través de un sueño incierto mientras que el lector permanece atento para saber qué es lo que se van a encontrar cuando despierten. Todo es niebla en El gigante enterrado, una gran narración de un autor solvente.

Caín. Gregor von Rezzori es uno de los escritores de ficción más injustamente olvidados de la historia de la literatura. Su obra, desde la sugestiva evocación de una atmósfera habsbúrgica pasada hasta el drama del eclipse de la Europa central ha captado mejor que cualquier otra el decadentismo mitteleuropeo. Nació en 1914 el año en que se suicidó el continente y sólo empezó a escribir a partir de la década de los cuarenta del pasado siglo, como si hasta ese momento se hubiera dedicado a meditar sobre su descomposición. En La muerte de mi hermano Abel, su novela más ambiciosa, habita masivamente el sucedáneo de la gran tragedia y sus derivaciones posteriores que siguieron estando marcadas por las ondas de destrucción del Imperio Austrohúngaro y la corrupción de muchos de los mitos que lo sustentaron. Caín (El último manuscrito), publicada en 2001, tras su muerte, a partir de textos fragmentados, puede considerarse una coda de la anterior. Nace de las mismas cenizas, de ese mundo que pierde su vieja conexión con la belleza. Nos encontramos en ella con algunos de los mismos personajes, la misma defensa de la cultura eterna y un idéntico recelo hacia la zafiedad que ha venido a liquidarla: el nazismo, las repelentes modas del otro lado del océano, el arribismo y los nuevos ricos. Una lección de amargura y lucidez. También su novela más moderna y experimental: como sucedía en La muerte de mi hermano Abel se trata de indagar en la literatura. Los que han leído una deben aventurarse en la otra.

Bailando en la oscuridad. La cuarta parte de Mi lucha es tan asombrosa como las que la precedieron. Hace falta el talento de un escritor como es Karl Ove Knausgard para tener al lector en vilo aguardando que alguien le siga contando su vida por entregas. Knausgard empezó Mi lucha (Min Kamp), su monumental ejercicio de realismo autobiográfico, cuando había perdido la fe en la ficción. Estaba intentando escribir una novela sobre su padre pero cada frase que procuraba embellecer o cada instante que fiaba a la imaginación chocaba con la propia memoria. De modo que invirtió los objetivos y comenzó a hacerlo de forma veraz, recurriendo a los recuerdos y las fotos, sin molestarse en eludir los pasajes incómodos de su vida. Una vez terminada la historia del padre se puso a escribir sobre todo lo demás. En 2009 publicó el primer volumen de una obra de más de 3.500 páginas, calculada en seis entregas, que desde el primer momento se ha comparado con En busca del tiempo perdido. Para Noruega, ha supuesto el mayor acontecimiento literario desde Knut Hamsun. En un país de diez millones de habitantes, un noruego de cada nueve ha comprado, al menos, uno de los libros que han sido traducidos a quince idiomas. En la lucha contra sus demonios, Knausgard no parece guardarse nada. Al contar su vida profundizando en los detalles, desvela al mismo tiempo las de quienes puedan verse reflejados. Mi lucha es como leer el diario de otra persona y hurgar en los secretos de uno. Al abrirse este nuevo cofre de recuerdos, Bailando en la oscuridad, el autor tiene dieciocho años?

La isla de los condenados. Más literatura escandinava. Droga dura. En el verano de 1946, Stig Dagerman, uno de los escritores suecos más enigmáticos del siglo XX, se sentó y escribió La isla condenada, la historia de siete náufragos en una isla desierta, llena de animales repugnantes y de naturaleza aterradora. El humus de la novela es el miedo latente en una Europa que sale del fantasma devastador de la Segunda Guerra Mundial. Dagerman se inspiró en Strindberg, Faulkner y en el simbolismo de Kafka para componer uno sus relatos más extraños y oscuros. "No, claro que en la isla no había anochecer. Después del breve atardecer verde, la noche caía como un águila extenuada que se posa sobre la roca, y una negrura impenetrable lo cubría todo". Dagerman también oscureció pronto tras ser la estrella más brillante de su generación. Se suicidó, en medio de fuertes depresiones, cuando sólo tenía 31 años y después de haber dejado escritas cuatro novelas, otras tantas obras de teatro, una colección de novelitas cortas y un gran número de artículos, poemas, cuentos y ensayos.

El eterno intermedio de Billy Lynn. El Billy Lynn del título es un miembro de la Compañía Bravo del ejército americano que combate en Irak y que sale ileso de la batalla de Al Ansakar, un feroz tiroteo en el que perece su amigo. La escaramuza se muestra en Fox News y convierte a los hombres en héroes. La primera novela de Ben Fountain, ganadora del National Book Critics Circle Award y finalista del National Book Award, fue recibida con gran entusiasmo por crítica y lectores cuando se publicó en 2012. Terrible y mordaz retrato sobre la guerra, pronto fue best seller. El éxito de ventas no le quita merito literario. Ha sido adaptada al cine por Ang Lee.

Los años felices. Segunda entrega de Los diarios de Emilio Renzi, álter ego de Ricardo Piglia. Si en la anterior asistíamos a la educación sentimental del escritor, en esta se encuentran reflejados los años de iniciación en la literatura y su posterior desarrollo, en un período que abarca de 1968 a 1975 . Seguirá Un día en la vida para completar su periplo más íntimo de medio siglo hasta la actualidad. Piglia admite que si en algún momento no hubiera empezado a escribir un diario jamás habría escrito otro cosa. De modo que su literatura comienza en las anotaciones cotidianas y gira alrededor de ellas.

Pensar y no caer. Un libro inteligente que anima a la reflexión partiendo de la cultura. Una pieza musical, un poema, una película y un paseo se convierten en motivos penetrantes y agudos para Ramón de Andrés, el autor de Semper dolens. Historia del suicidio en Occidente, intenso y emocionante ensayo sobre el valor de la vida y la muerte. Esta última vuelve en su último trabajo para acompañar la descripción evocadora, el sustrato, del Réquiem, de György Ligeti, una de las piezas más conmovedoras de la música de todos los tiempos. Europa está en el corazón del Cuarteto de Cuerda de Witold Lutoslawski, otro de los episodios sugestivos de Pensar y no caer. Del mismo modo que el musicólogo Ramón de Andrés (Pamplona, 1955) se ocupa del cuerpo a propósito de Del Natural, el tríptico de W.G. Sebald, en el que el autor alemán describe el conflicto entre hombre y naturaleza en un inclasificable poema en prosa. Literatura reveladora, Pensar y no caer es un libro en cualquier caso para levantarse, tratar de evitar el dolor, y seguir observando atentamente lo que sucede y merece ser contemplado en torno nuestro. Lectura altamente recomendable pero no para todos los públicos.

Las aventuras de Alicia. En 1890, Lewis Carroll publicó una versión abreviada de Las Aventuras de Alicia en el país de las maravillas para los niños más pequeños de hasta cinco años. Incluía veinte de las estupendas ilustraciones de John Tenniel del libro original coloreado, ampliado y, en algunos casos, revisado. Las mismas ilustraciones que acompañan la edición infantil conjunta con A través del espejo, que Anaya publicó en 1984 y que la editorial ofrece ahora en facsímil. Las historias de Lewis Carroll son una lectura placentera, hasta embriagadora, que han mantenido pendientes a niños y mayores durante décadas. Un libro que encierra sueños.

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