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Novelista ovetense, publica "La puerta del desierto"

Jorge Carreño: "Escribir es un viaje sin mapa, sigo las señales del instinto"

"El desierto tiene ese encanto oriental donde parece que todo es posible y en el que realidad y ficción se mezclan"

Jorge Carreño: "Escribir es un viaje sin mapa, sigo las señales del instinto"

El escritor asturiano Jorge Carreño (Oviedo, 1978) publica su primera novela, "La fuerza del desierto", una historia que surgió "durante un viaje en el desierto en el que la visión del horizonte, tan marcado y tan ubicuo, encendió en mí la chispa de varias ideas. La primera fue el propio eterno deseo del hombre de explorar y de probar todos los caminos posibles. Y allí rodeado de la plenitud de la nada, cualquiera de los infinitos caminos podía ser el correcto. Todos ellos eran dignos de ser explorados. La segunda fue, tras el encuentro con unos niños, imaginar los posibles juegos que los niños que viven rodeados de la visión del desierto desde su nacimiento crearían. Las ideas que provocaría en sus mentes y los juegos a los que jugarían".

-¿Quién es Badr?

-Uno de esos niños y un niño universal. Nuestro niño interior, con sus deseos de conocimiento y de exploración; de entender el mundo por nuestra cuenta. Y a la vez es un pequeño héroe, capaz como tan solo pueden ser los niños, de realizar actos rayando en lo imposible tan solo por el hecho de no saber que son imposibles. Las experiencias por las que nos guiará serán la del propio conocimiento del mundo y de uno mismo. Ese camino que todos recorrimos un día y que algunos quizás hayan olvidado. Badr nos reconectará con nuestro Yo-niño.

-¿Qué aporta el personaje de Anwar?

-Es la contrapartida de Badr. De alguna manera son personajes complementarios. Mientras que el niño, Badr, es un viajero que empieza su aventura y su viaje vital, Anwar es un nómada adulto que decide asentarse junto a su tribu. Y lo hace pese a que el deseo de viajar continúa en su interior. También representa la lucha del hombre con el medio y su intento de dominarlo, con las dificultades que eso comporta. Y el misticismo del pasado, frente a la trama de Badr, más realista. En algunas partes de la historia Anwar también representa el humanismo, la voluntad del hombre, frente a su rival político Najm Al-Dîn , mas influenciado por la religión, los dioses, el determinismo y el destino fijado de antemano.

-¿Adónde quería llegar con este viaje y qué ha encontrado en él?

-Precisamente çese es un punto interesante. Dos personas pueden hacer juntas el mismo viaje y llegar a conclusiones totalmente dispares. Este viaje en cierto modo representa el viaje vital, nuestro camino en la vida, que a cada uno nos lleva a metas distintas en el fondo aunque puedan parecer similares en la superficie. En este viaje, el de la novela, cada uno puede encontrar una enseñanza distinta, adecuada a su visión de las cosas y del mundo. La enseñanza que yo he sacado es precisamente que no hay una realidad o una verdad más válida que otra. Todo depende del enfoque.

-¿Hay experiencia personal propia como viajero?

-Sí, hay experiencias propias que he novelado y otras imaginadas. Pero las imaginadas fueron de alguna manera deseadas. Experiencias que me hubiese gustado tener y que de algún modo viví a través de la imaginación y que probablemente muchos lectores vivirán también. También los personajes, sobre todo Badr, tienen mucho de mi manera de ver el mundo.

-¿Escribir tiene algo de travesía en el desierto?

-En efecto, escribir, como lo es también leer, es un viaje. Algunos autores prefieren conocer el esqueleto de la historia, incluso tener un final, antes de lanzarse a la aventura de escribir. Pero para mí fue un proceso en el que, al igual que en un viaje, lo que me iba encontrando iba surgiendo paso a paso. Tan solo tenía ciertas nociones claras de lo que quería contar cuando me senté a escribir. En algunos viajes partimos con un mapa estudiado y con un itinerario marcado y en otros simplemente nos lanzamos a la aventura. Este viaje es uno de estos últimos, sin mapa y en el que decidimos la ruta sobre la marcha, siguiendo las señales del instinto.

-¿En qué medida influyen el paisaje y los elementos?

-El paisaje del desierto permite la visión del horizonte, que es uno de los motivos del inicio del viaje de Badr, que sale a buscarlo. A la vez representa en cierto modo la nada, o mejor dicho la ausencia de ciertas o muchas cosas. Eso deja al viajero con tan solo su mente, sus cualidades y dones para alcanzar sus metas. En el desierto, como en la vida, llevas lo que decidas llevar contigo. Y preferiblemente ha de ser poco y útil. Finalmente y desde otro punto de vista el desierto tiene ese encanto oriental de las viejas leyendas en donde parece que todo es posible y en el que realidad y ficción parecen mezclarse con más facilidad. Esta novela es en cierto modo una especie de leyenda universal, antigua como el propio tiempo pero desde mi visión del siglo XXI, y el trasfondo oriental ayuda a ponerse en situación. O eso creo.

-¿Hay mensaje?

-Sí, y espero que se pueda descubrir. Por una parte, el mensaje o revelación puede ser para cada uno algo distinto, como lo es a veces el resultado de un viaje, por ejemplo. Por otra parte ese es precisamente el mensaje, busca lo tuyo, tu punto de vista, encuentra tu mensaje. No escarmientes en cabeza ajena, ve y saca tus propias conclusiones.

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