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Tinta fresca

Ciudad traidora

Gabi Martínez noveliza con maestría en Las defensas la locura moderna

Las defensas tiene un punto de partida real que condujo a Gabi Martínez a un viaje al interior de Barcelona para "retratar la enorme presión en la que viven muchas personas que, en apariencia, deberían llevar una vida más o menos fácil. Por eso, aquí se habla sobre las defensas que tenemos para enfrentar esa presión, y cómo ese mismo sistema defensivo puede de repente traicionarnos".

Empezamos: el neurólogo Camilo Escobedo está encerrado en un psiquiátrico por una enfermedad que sus propios compañeros "no han sabido diagnosticar y que más adelante se revelará como un ataque de su propio sistema defensivo contra él". Esta "traición" del organismo conecta con la de la sociedad donde vive Camilo. Él, "como millones de españoles, ha crecido confiando en que los sueños son posibles si te esfuerzas lo suficiente; en el papel protector de la familia; en la autoridad que sabe impartir justicia. Pero el paso del tiempo va a revelarle que el mayor de los esfuerzos puede no bastar; que la familia a veces bloquea más que ayuda; que autoridad y justicia no son ni mucho menos sinónimos". Lo que Camilo interpretó como sus defensas físicas y morales para enfrentar el futuro "se vuelven en su contra. La historia plantea qué defensas nos quedan para salir adelante cuando el mundo en el que confiábamos se derrumba y nos arrastra. Y pone el acento en un estremecedor episodio de acoso laboral (mobbing), paradigma del abuso de poder".

Que no nos engañe una escritura en primera persona: "Es un libro con un enorme protagonismo de las mujeres, nada menos que nueve entre exesposa, amante, hijas, madre, hermanas... Fuentes de dilemas, dolores, resistencia, esperanza y apoyo que le convierten en un personaje con cierto punto almodovariano rodeado por una oscuridad más de Bernarda Alba, mujeres que sirven de constante contrapunto a su visión, sus reacciones".

Menudo desafío: "La potencia de la historia y la mirada tan única de un neurólogo perturbado invitaba a penetrar en su psique a fondo, y a través suyo presentar a la sociedad donde vivía. Admiro la gran novela norteamericana, a escritores como Franzen o Philip Roth, que han explicado estupendamente a su país a través de una familia. La historia de Camilo animaba a seguir esa senda, pero con España de fondo. Ha sido curioso darme cuenta de que mis personajes más memorables de la última Barcelona se llaman Pijoaparte, Watusi, Johnny Thunders. Todos, sobrenombres. Todos, con orígenes en la periferia de la ciudad. Mi propuesta se llama Camilo Escobedo. Vino de Granada siendo niño, habla catalán y vive en un barrio acomodado".

Camilo respeta el perfil de periférico en cuanto que está "loco". Y al autor le fascinaba que así fuera: "En un mundo que empezó liquidando la palabra francotirador y ya ni siquiera usa el políticamente correcto librepensador, un protagonista 'loco' disponía de una renovada libertad para decirnos cómo somos, sin inhibiciones. Su 'locura' es un síntoma del de nuestra sociedad, que ha disparado el consumo de ansiolíticos, la automedicación...".

Ha trabajado como nunca antes lo hizo, "a menudo acompañado por el neurólogo protagonista, que aclaraba cualquier duda que deseara consultarle. Hemos hablado mucho sobre el cuerpo y la mente como parte orgánica de ese cuerpo, y creo que el libro viene a evidenciar que todo pasa por el cuerpo, la ficción también. De hecho, como Camilo demuestra, la realidad y la ficción son un asunto de neuroreceptores. Las defensas propone desde la novela "una mirada sobre la España ocupada, la urbana. Cómo se vive en el ruido".

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