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Historia

La herencia de Pujol

Auge y declive de la derecha nacionalista

He aquí un buen libro de tema político. Claro y conciso, su lectura es ágil y estimulante. Cuenta la historia de Convergencia Democrática de principio a fin y la gestación de su sucesor, el Partit Demócrata Europeu Catalá. Prolijo en hechos, fechas y datos, describe el pujolismo y los avatares de la corriente principal del nacionalismo catalán en el último medio siglo. Su manejo resultará muy útil al lector que quiera tener una comprensión básica de los términos en los que se plantea a día de hoy la cuestión catalana. Hay, además, dos razones específicas que confieren un interés particular al libro. Una reside en que el autor, profesor universitario, fue dirigente socialista catalán y diputado en el Congreso en los años de éxtasis del patriarca de Convergencia. En España no es frecuente la inclinación a conocer en profundidad a los adversarios políticos. Otra es que Joan Marcet ofrece una respuesta convincente a la pregunta que ronda la cabeza de todos los españoles, sobremanera la de los que no son catalanes, de por qué los nacionalistas convergentes, que eran autonomistas, se han hecho independentistas.

Por una de esas ironías de la historia, el pujolismo tuvo su punto de ignición un día de mayo de 1960 en el Palau de la Música, una de las maravillas del modernismo catalán. Allí se celebraba un homenaje a Joan Maragall con presencia de ministros de Franco, cuando un grupo de treintañeros lanzó unas octavillas que contenían mensajes contra el dictador y quiso entonar El cant de la senyera, a modo de himno catalanista. Jordi Pujol, que era el redactor del panfleto, no estaba presente, pero fue detenido también, torturado y juzgado en consejo de guerra como instigador de la protesta. Tras cumplir tres de los siete años a los que fue condenado, abandonó la cárcel convertido en la gran promesa para liderar el catalanismo. En 1974, un centenar de nacionalistas reunidos en Monserrat fundaron Convergencia, el partido que sería durante décadas la piedra angular de la política catalana. Pujol forjó un liderazgo mesiánico y pragmático a la vez, por encima de las tendencias que siempre hubo enfrentadas en su seno. Se opuso a que el partido tuviera ministros en los gobiernos de España y rechazó en varias ocasiones la denominación de partido nacional catalán, y de esta manera fue eliminando rivales y obstáculos hasta que su figura se hizo indiscutible. La empresa política de Pujol se resume en la expresión fer país. Recorriendo a pie cada pueblo, se erigió en símbolo de la Cataluña profunda, no así del área metropolitana de Barcelona, donde su liderazgo encontró una fuerte oposición.

Pujol disfrutó de un enorme éxito. Gobernó Cataluña durante más de dos décadas, con mayorías holgadas, aunque no absolutas, ejerció un control cuasiabsoluto sobre las instituciones de la comunidad autónoma y pudo intervenir decisivamente en las coyunturas difíciles de la política española. En los años noventa, en la cumbre de su poder, Convergencia tenía decenas de miles de afiliados y en ausencia de un competidor fuerte dominaba a sus anchas el campo nacionalista. Pero no tardaría en sufrir los duros reveses que enfilarían a él y a su partido hacia su final. Primero sufrieron un retroceso electoral grave, a consecuencia del cual se vieron apartados del gobierno por un tripartito del que formaba parte el nacionalismo de izquierdas, y luego vinieron los escándalos de una corrupción a gran escala que había tenido su epicentro precisamente en las oficinas del Palau.

El autor del libro sostiene que el cambio en la política catalana empezó al verse Convergencia fuera del ejecutivo de la Generalitat y que el nacionalismo moderado tomó su rumbo actual cuando el tripartito se confirmó en el gobierno en su segunda legislatura, iniciada en 2006. A la hora de explicar la inflación del independentismo, Joan Marcet no resta importancia a la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto, ni a la campaña torpe e inoportuna del PP, pero destaca la pérdida del poder, la dura competencia planteada por ERC, el relevo generacional en la cúpula del partido a manos de los líderes independentistas de las juventudes de Convergencia vinculados a Oriol Pujol, y la utilización del gobierno de España como chivo expiatorio frente a la crisis por Artur Mas, un dirigente tecnócrata, nacido en el pujolismo, que por el camino no dudó en tomar "la senda del populismo".

El PDeCAT aspira como su antecesor a encarnar el nacionalismo catalán en toda su magnitud, pero la política catalana es en la actualidad un gran mosaico y una incógnita. Joan Marcet ayuda a descifrarla, haciendo uso de su buen criterio. La organización, la sencillez y la transparencia, entre otros muchos méritos, hacen de este breve textoun libro modélico de divulgación política.

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