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Adiós a Gatti, escritor resistente de lenguaje comprometido

El autor de La pasión del general Franco desarrolló su obra en todas las variantes de la escritura y mantuvo vínculos con Asturias

Armand Gatti, en la Casa de Cultura de Mieres, en 2011. FERNANDO GEIJO

Armand Gatti reposará desde hoy junto a los grandes como él en el Père Lachaise, uno de los cementerios más literarios de París. Murió a los 93 años después de una vida intensa marcada por la entrega a la escritura en todas sus variantes. A través de esa dedicación desarrolló un vínculo con Asturias y su pasado combativo.

Armand Dante Sauveur había nacido el 26 de febrero de 1924 en la maternidad del Hospital de Mónaco, hijo de Auguste Gatti, basurero, y de Letizia Luzona, criada.

Desde el universo de la Utopía, donde siempre residió, los miembros de su tribu, Felipe el Indio, Rosa Luxemburgo, Francisco de Asís, Antonio Gramsci, Buenaventura Durruti, Nestor Makhno, Jean Cavaillès, los pájaros y las ballenas, en especial el vientre de la que se tragó a Jonás y que aun hoy sirve de morada para toda su familia, los mineros de Asturias, sus Lulús, un payaso y el reloj de pared de una estación patagona, les invitan a cantar en su honor: En el Pozu María Luisa.

En el cementerio Père Lachaise de París muchos grandes aguardaban con impaciencia a un nuevo vecino, que llegará hoy. Su último casero Melies el cineasta, Molière, Wilde y Apollinaire, Proust, representantes de cada uno de sus amados oficios, formarán el comité de bienvenida a este campo que nunca será un campo de trabajo forzado, es bien sabido que se trata de un "barrio" poblado por espíritus libres, creativos, del teatro, el cine, la poesía?y otros muchos quehaceres dignos de cualquier musa.

Cuando quien esto escribe empezó como profesor en la entonces Escuela Normal de la Universidad de Oviedo, ni él mismo recuerda cómo, se cruzaron en su vida las lecturas y las películas de un autor polifacético y poco conocido pero del que tenía ya una vieja referencia en español Con V de Vietnam, que había sido publicada años antes por "Cuadernos para el diálogo". El caso es que su autor, Armand Gatti, se convirtió en el referente de sus trabajos de investigación y en el extraño personaje que gustaba a casi todos sus alumnos. Y algunas veces, los alumnos pueden tener una vida más sorprendente e intensa de lo que podríamos llegar a imaginar, y, solos, ante el verde desvaído de un encerado, llevándose las manos a la cabeza como por olvido, confiesan haber formado parte, una vez, de la Tribu de Gatti en París. Era Manuel, el hijo de un ferroviario -como Durruti- que hasta que se fue, había vivido siempre en la estación de Soto de Ribera, y tuvo el privilegio de ser un Lulú.

En el verano de 2000, mientras disfrutábamos de las cigarras bajo un plágano majestuoso del patio del Museo Calvet, un plágano de los que solo en Aviñón saben cómo dar sombra a los grandes, esperábamos con entusiasmo una lectura de Gatti que versaba sobre Jean Cavaillès y ? apareció, enorme, con su habitual puesta en escena, folios al viento, brazos al cielo, "chupa" de cuero del mismísimo Durruti ... Ahí tuvo lugar nuestro primer contacto físico con aquel hombre casi tan imponente como el árbol al que abrazó y trató como a un compañero. Teníamos bastantes posibilidades de Gatti nos atendiera al final de su lectura, éramos asturianos de una comarca minera y eso resultaba un salvoconducto infalible, nos dejó disfrutar de su compañía.

Después, ambos pasamos a formar parte de su tribu, si bien, en mi caso, fue desde el principio algo más. Por algún motivo, se establecieron entre nosotros, lazos que Gatti aseguró se sellarían para la eternidad cuando él terminara su última obra. Entonces ninguno de nosotros entendió, pero Dante -Gatti- manifestó su deseo de que mi compañera y yo fuéramos los traductores de su obra al castellano. Se nos presentaba un durísimo trabajo al tiempo que un honor sublime al que no pensábamos renunciar y, así, durante años, tradujimos nueve obras recogidas en cinco volúmenes, publicados en la Editorial KRK: La pasión del general Franco (teatro); Muerte-Obrero (poesía); La vida imaginaria del basurero Augusto G (teatro); La Columna Durruti y La Tribu Carcana ¿En guerra contra qué? (teatro); De la anarquía como un batir de alas (cuatro poemarios).

Y Gatti, por fin, conoció Asturias, tres veces invitado por la Universidad de Oviedo, y una por el Ayuntamiento de Mieres; la Universidad Autónoma de Madrid le invitó y con él fuimos invitados.

Aviñón, Itxassou, París y sus mil ocasiones, Carcasona, Neuvic, Plateau de Millevaches?Lugares comunes como también lo fue la calle en la que nació Durruti o el Pozu Fortuna, este lugar familiar para nosotros y para él, ocupaba su mente cuando, en las últimas revueltas de nuestros mineros nos escribió una carta que quiso hiciéramos pública en el Consejo de Europa y en la voz de Antonio Masip, diputado.

Hoy, solo queda por cumplir una promesa, la traducción de La traversée des langages su última obra, la que, en extensión, podría compararse a las grandes praderas de Illinois e Indiana, allí donde la familia Uccello, su familia, nuestras aves, batieron las alas y emprendieron el vuelo en busca del nuevo mundo, del hombre nuevo. Como las aves y las ballenas, los lenguajes hacen también sus travesías y es en ese periplo donde los seres humanos se aproximan y narran. A modo de conclusión podemos afirmar que la resistencia y la anarquía son los rasgos más importantes de Gatti, sin olvidar su lenguaje comprometido.

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