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Libros

El regreso de Lawrence Block

En medio de la muerte rescata para el lector español al detective Matt Scudder

Lawrence Block (Búfalo, 1938), pese a ser nombrado en 1993 Gran Maestro por la prestigiosa Mystery Writers of América y encontrarse entre los escritores norteamericanos más prolijos, es un autor que no ha sido traducido con demasiada regularidad al castellano. Ha escrito más de sesenta novelas, posee protagonistas de sagas célebres -Matt Scudder, detective sin licencia; Keller, asesino profesional; Bernie Rhodenber, ladrón de finos modales; Evan Tanner, ex soldado de la Guerra de Corea-trasladados a la gran pantalla con mucho éxito, pero, como decíamos antes, apenas contamos con una docena de publicaciones en estas latitudes, desde la primera de ellas en 1981, Cuchillada en la oscuridad, de la editorial asturiana Júcar. Ahora ha sido RBA quien ha rescatado uno de sus éxitos en 1976, En medio de la muerte, y que luce desde este mes en los escaparates de las librerías. Se trata de otra entrega protagonizada por el ex policía Matt Scudder, devenido en detective privado sin licencia, al que pusieron rostro en el cine Jeff Bridges en 1986 - Ocho millones de maneras de morir, con guión de Oliver Stone- y Liam Neeson en 2014 - Caminando entre tumbas, con guión de Scott Frank-.

Scudder es el arquetipo de protagonista hard boiled de la clásica novela negra: trabajó quince años en la comisaría 6ª del Village y en la 7ª y 8ª de Brooklyn en New York; un día, durante un tiroteo en Washington Heighs, el rebote de una de sus balas alcanzó a una niña de siete años que resultó muerta, Estrellita Rivera; a partir de ahí abandonó la policía, su vivienda en Long Island, a su mujer y a sus hijas y se refugió en el bourbon para olvidar y en el café bien cargado para amortiguar el cansancio. Desde entonces vive de los encargos que le piden sus amistades y deambula por la ciudad practicando el "equilibrismo con el café y el bourbon: el café para acelerar las cosas y el bourbon para frenarlas" (p. 31). La constancia es su mayor virtud, suele defender que ésa debe de ser la cualidad del buen detective que se precie: "si se hociquea bastante, hasta una cerda ciega es capaz de encontrar una bellota". A falta de teléfonos móviles, lleva siempre en su bolsillo monedas de 10 centavos para utilizar las cabinas que aún funcionan en New York. Se dirige a la gente llamándola por su nombre de pila para darse una ventaja psicológica sobre ellos, ya que es un maniático de esa costumbre norteamericana de "echarle un vistazo previo a la trayectoria del interlocutor". En esta entrega, Scudder ayudará al ex policía Jerry Broadfield, que se encontraba colaborando con el fiscal en un caso de corrupción policial, a demostrar su inocencia en el asesinato de una prostituta, ya que lo consideran un montaje para incriminarle.

También hemos de destacar que Block se caracteriza por utilizar siempre como escenario de sus tramas la ciudad de New York, "la más puertorriqueña de EE. UU.". Una ciudad que cuenta con ocho millones de personas y cinco asesinatos diarios. Así, caminado con sus personajes, conoceremos de Manhattan a Brooklyn -aunque sea en vagones de metro repletos de grafitis-, de Harlem a Alphabet City pasando Times Square; y nos introducirá en bares abiertos hasta las cuatro de la madrugada en los que suenan Frank Sinatra y Leslie Gore. En medio de la muerte nos pasea por Nueva York en octubre, "el mejor mes para disfrutar de la ciudad, el calor la ha abandonado y aún no ha llegado el frío intenso". En sus páginas no faltarán tampoco las reuniones en iglesias y sinagogas de alcohólicos anónimos y los detalles costumbristas, por ejemplo: una anciana echando migas a las palomas, en el cruce de la 3rd Avenue con la 50th Street, en una urbe en la que una ordenanza lo prohíbe taxativamente, pero nadie ordena cumplirla.

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