La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Música

Marzio Conti

El director que llevó la orquesta a la ciudad

Marzio Conti.

El pasado sábado el maestro italiano Marzio Conti ofreció su último concierto como titular de Oviedo Filarmonía con una propuesta artística multitudinaria en la plaza de la Catedral. Fue el colofón a más de seis años de trabajo esenciales en el desarrollo de la formación sinfónica local, orquesta que se ha convertido en herramienta esencial para la vida cultural de la ciudad, con una capacidad de servicios multifuncional, adaptada a todo tipo de públicos y exhibiendo versatilidad absoluta que le ha llevado a desarrollar su labor en escenarios de todo tipo y con solistas y agrupaciones enormemente diferenciadas, desde los grandes artistas internacionales hasta grupos de heavy metal.

Conti llegó a Oviedo para suceder a Friedrich Haider, el director que logró la estabilización artística de la orquesta tras años muy convulsos y complejos en este ámbito. De inmediato percibió que a la formación le faltaba un mayor anclaje con la ciudadanía y apostó por transversalizar el modelo de trabajo. Ya lo había hecho antes en otras orquestas en Italia y siempre con gran éxito. Marzio Conti entiende la música como un servicio cultural básico que se presta al ciudadano, que sostiene económicamente una agrupación determinada. Es decir, que la orquesta tiene que dar mucho más de lo que recibe. Y con esta premisa se ha volcado estos años que han coincidido, además, con los más duros de la crisis económica.

Es consciente de las dificultades inmensas y de los retos que la música clásica tiene ante sí y, lejos de resignarse, busca nuevas soluciones y formatos con los que ir ensanchando el horizonte del público. Ha sido muy fácil trabajar con él porque siempre ha estado dispuesto a estudiar cada idea, por disparatada que esta fuera, y su disponibilidad absoluta al afrontar retos ambiciosos desde el punto de vista artístico. Al poco de llegar se lanzó a realizar conciertos fuera de los marcos habituales: en la plaza de la catedral o en el claustro de la Universidad, institución con la que forjó una estrecha colaboración plasmada en un magnífico ciclo de cine y música realizado entre el Campoamor y el Auditorio. Disfrutó además enormemente llevando la música a los centros sociales o al teatro-casino de Trubia y también a los colegios. No sólo se planteó hacer los típicos conciertos didácticos en el teatro sino que fue a varios centros con la propia orquesta para acercar la música los niños en su contexto educativo. Su implicación en la vida de la ciudad ha sido total, incluso con el Real Oviedo, cuando la orquesta acudió al Carlos Tartiere al volver el equipo a la segunda división. Y múltiples iniciativas más que le han proporcionado un inmenso cariño por parte de los ovetenses.

Con una personalidad torrencial, volcánica y apasionada, el día a día con él es un auténtico vértigo de ideas y proyectos. Su entrega y su dedicación a la orquesta y a la ciudad han sido totales y me consta que renunció, en su momento, a alguna que otra propuesta económicamente más ventajosa para él por lo feliz que estaba con su trabajo en Oviedo. Tuvo alguna incomprensión, más dentro que fuera, curiosamente. Pero al final la realidad se impone y el trabajo bien hecho y la pasión con que se ofrece acaban dando sus frutos. El elegante florentino Conti, ya es también un tanto carbayón y asturiano. Seguirá vinculado a Oviedo, con proyectos puntuales con la orquesta y otra serie de actividades en las que la ciudad, sin duda, será protagonista.

Compartir el artículo

stats