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El éxito arrasador de unas memorias de infancia sin velos

El club de los mentirosos toma su nombre de la panda de borrachines que componen el padre de su autora y sus amigos. Fue publicada en EE UU en 1995 con éxito arrasador y desde entonces se ha vuelto sinónimo de descarnadas memorias de infancia y antónimo de queja lacrimosa. Porque el ejercicio de exploración que hace la texana Mary Karr aúna la capacidad de recordar sin disimulo y la voluntad de hacerlo en el tono jocoso de quien confiesa "mire, sí, éramos ni más ni menos que así, ¿vale?". La familia de Karr se sustenta en una rompedora madre coleccionista de matrimonios de quien, sin duda, heredó el don de hablar claro. Súmenle una hermana y ya tienen el cuarteto con el que reirán y llorarán, como antes millones de lectores, a través de ríos de alcohol en la Texas y el Colorado de los años 60. Porque hubo muchas décadas prodigiosas y una de las mejores culebrea en estas páginas.

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