Vaya por delante que P. L. Salvador considera 2222 "uno de esos libros que escribes desde un estado de ánimo. Sin esquema, sin una idea clara de lo que va a pasar, como si 'alguien' te lo estuviera dictando. Quizá todo empieza con un pensamiento, con una idea casi abstracta. Piensas en la situación actual y te preguntas: '¿Cómo acabará esto? ¿Habrá un final que dé paso a un nuevo principio?' Piensas en la estructura social, clase obrera, clase media, clase alta (o poder económico). En la actualidad, la clase alta necesita a la obrera, se enriquece a su costa, pero ¿qué pasará cuando consigamos fabricar un androide que sea capaz de reemplazar a esa clase obrera? Piensas en todo esto y un estado de ánimo muy concreto se instala en ti. Y un buen día te sientas a escribir y sale todo lo que tienes dentro. No sé si 2222 es un temor o una esperanza. Tal vez las dos cosas.
Cuando se sumergió en el estado de ánimo 2222 "vivía de alguna forma en ese año, y apareció Zalt, un descendiente mío con el que compartía casa. Andaba por casa como desdoblado. Éramos dos, pero nos parecíamos físicamente y teníamos también las mismas ideas. Zalt, al igual que yo, no quería seguir formando parte de una sociedad que aborrecía. Él, encima, acababa de perder a su esposa y a su hija. Nos entendimos bien. Durante unos días. Hasta que empezó a llegar gente a la casa. Y entonces desaparecí, me salí de la escena. Ya solo era un escribiente, una máquina de escribir orgánica". El estilo es... "pausado. Zalt no tiene ninguna prisa. De alguna forma se limita a sobrevivir. El Coronel le conforta. 'Me he acostumbrado. El coronel enigmático ya no me sorprende. Tampoco intento atar cabos. Él maneja el timón y yo estoy bien así'. Luego entra en juego Kest, una ginoide de apenas cinco meses. Kest es muy inteligente, pero también muy ingenua. Eso se nota cuando empieza a escribir: tiene un autor favorito y lo imita descaradamente".
Es una historia futurista pero también "una reflexión sobre los tiempos que estamos viviendo. No es difícil imaginar a dónde vamos a llegar si seguimos por el mismo camino. Podemos quedarnos a le expectativa, confiando en que los de arriba lo arreglarán, como 'los de arriba' tienen muchos estudios y saben lo que hay que hacer... Pero ¿y si los de arriba solo piensan en ellos? 2222 como temor o esperanza o como las dos cosas a la vez. La esperanza está en manos de los intelectuales. Sabemos lo que podemos esperar del poder económico. Sabemos, al menos unos pocos, que si hay una esperanza, no está al lado del dinero sino en el hipotético poder intelectual". Es ciencia-ficción y "también rabiosa actualidad. Todo futuro bebe del presente, y las aguas que le estamos ofreciendo a ese futuro nuestro son amargas, como si no nos importase mucho (o nada) lo que venga después, ya que nosotros no estaremos para sufrirlo. Es un poco la filosofía del gobernante contemporáneo: salvar el culo hoy al precio que sea. Después de todo, ¿a quién le importa un mañana que no va a vivir". Buena pregunta. Pensemos...
