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La utilidad de los clásicos

Nuccio Ordine defiende los ideales de la paideia e invita a mejorar la vida con algunas buenas lecturas, disfrutando de ellas

La utilidad de los clásicos

Nuccio Ordine (Diamante, 1958) es profesor de Literatura italiana en la Universidad de Calabria, y autor de varios libros sobre Giordano Bruno y el Renacimiento, además de un revelador manifiesto cultural traducido a veinte lenguas titulado La utilidad de lo inútil. Ordine sostiene que se puede establecer una conexión saludable entre leer un clásico y construir la personalidad del siglo XXI. El clásico no es una carga inútil que termina almacenada en la estantería de una biblioteca, tampoco algo que se tenga que leer obligadamente para pasar un examen, sino un instrumento de placer y de pensamiento. No es "clásico" porque sea antiguo u obtuso; ni debería mostrarse únicamente como un testimonio del pasado porque su lectura haya contribuido en su momento al desarrollo de la cultura. Los clásicos lo mismo que han absorbido estados de ánimo en diferentes etapas de la historia contienen, como escribe Ordine, respuestas suficientes para que nos expliquemos la existencia.

Clásicos para la vida ( Una pequeña biblioteca ideal), que ahora ve la luz gracias a Acantilado, es una buena referencia para volver a la lectura atenta de algunos de los libros que han servido para moldear la historia de la civilización durante décadas. Para liberarlos también de ese contexto rígido que nos los devuelve en forma de resúmenes y críticas encorsetadas. Ordine pone el énfasis en la Escuela que, a su juicio, debe tener un propósito claro para que los jóvenes salgan de ella presumiendo de una formación armoniosa, no simplemente como especialistas. Con una actitud general que les anime a pensar y juzgar de forma independiente. Él mismo ha predicado con el ejemplo. Durante los últimos quince años, como profesor universitario, ha leído a sus alumnos citas cortas en verso o en prosa extraídas de los clásicos y no necesariamente relacionadas con el curso monográfico que estaba impartiendo. Ha hecho prácticamente lo mismo desde su columnas en "Sete", el semanario del "Corriere della Sera", donde firma la sección "ControVerso". En Francia publica con Yves Hersant, y en Italia se ocupa, además, de la serie "Clásicos de la literatura europea" de Bompiani.

A propósito de Cien años de soledad, la novela de Gabriel García Márquez, Ordine alude a José Arcadio Segundo cuando mantiene vivo el recuerdo de la masacre de la compañía bananera de tantos obreros, que con sus cadáveres se llegaron a cargar doscientos vagones. "Nos habla de crímenes"-escribe-"que se han perpetrado con el silencio absoluto de la historia". De cómo en Latinoamérica cierta literatura ha logrado narrar aquello que la historia negó. Por eso seguramente fue bautizada en su día como realismo mágico, por lo milagroso de contar lo que se empeñan en esconder los que detentan el poder. Del poema Dora Markus, de Eugenio Montale, ( No sé cómo resistes/ exhausta en este lago/ de indiferencia que es tu corazón?/) acierta a resumir las contradicciones del alma por medio de un juego de oposiciones y de imágenes para extraer la conclusión de que en los versos finales -estamos en 1939- sobre la vida de la misteriosa protagonista judía se cierre la feroz amenaza nazi. De la lectura de Mendel el de los libros, de Stefan Zweig, nos dice que debemos rendirnos al poder de los libros y no al del dinero, consciente de que el antiguo mundo, el mundo de ayer del autor austriaco, da paso a una nueva realidad en la que el amante de los libros ya no es considerado un miraculum sino un parásito incómodo e inútil. De Los Buddenbrook, una de las grandes novelas de Thomas Mann, basta con observar la máxima: "Hijo mío, atiende con placer tus negocios durante el día, pero emprende sólo los que te permitan dormir tranquilo durante la noche".

Ordine nos invita a redescubrir los clásicos de otra manera, disfrutando de la lectura, no únicamente del deber intelectual de haberlos leído sin más. En sus páginas figuran jirones de la obra de escritores de todos los tiempos. Medio centenar de ellos. Rilke, Dickens, Cervantes, Gracián, Italo Calvino, Cavafis, Pessoa, Plauto, Homero, Balzac, Swift, Molière, Shakespeare, Maquiavelo y Borges, entre otros.

Inteligente escritura por mucho que un libro que persuade de leer libros sea en sí mismo una paradoja, ya que si uno no tiene ese costumbre jamás estará tentado a acceder a él. Y si los lee, la persuasión puede que no sea necesaria. Pero sí existe, en cambio, el placer de coincidir con Nuccio Ordine en sus agudas observaciones sobre la utilidad de los clásicos.

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