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Un hombre frío en un mundo frío

Buen estilo y puntos ciegos, la doble cara de Pecado, la nueva entrega de Benjamin Black

Un hombre frío en un mundo frío

Como es bien sabido -sobre todo tras la popularidad que le concedió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en el 2014?, el escritor irlandés John Banville (1945) se vale del seudónimo Benjamin Black para publicar novelas de corte policiaco ?me resisto a escribir "popular"? protagonizadas por lo general por el forense Quirke, ya una institución entre sus lectores, en la Irlanda de mediados del XX. Banville es, pues, el novelista culto, fino, de elevado estilo ( La mar, por ejemplo) o el biógrafo de Copérnico o Kepler. Black es, por el contrario, quien nos acerca hechos criminales que transcurren en la ominosa atmósfera de una muy católica sociedad ante los ojos cargados de alcohol y desesperanza de un patólogo. (Y también Black firma un remedo de Raymond Chandler, titulado L a rubia de los ojos negros: remedo, dejémoslo ahí con benevolencia). No obstante, tal como están las cosas, nada extrañaría que más de un youtuber apresurado y adanista (pleonasmo) acabase contando que Banville es el seudónimo de Black. El caso es que el doctor Quirke parece que ya le ha dado de sí a Black / Banville lo que tenía que dar, de modo que tocaba crear nuevo detective para las novelas con muerto de por medio. Lo ha hecho en Pecado (ojo al título original inglés: Snow, "Nieve", pues la novela hiela y en la novela hiela). Nuestro nuevo héroe se llama St. John Strafford. Hay que pronunciar "Sinyún" su nombre y nunca olvidar la erre primera de su apellido, error en el que incurren casi todos los personajes. Es inspector de policía en Dublín, protestante, de 35 años, que ni bebe ni fuma, que no quiso ser abogado, que exhibe un potente rencor de clase ante la aristrocracia irlandesa, y que sabremos que se casará con Marguerite: un hombre frío en un mundo frío.

Pues bien, la acción que se nos cuenta transcurre en el invierno de 1957, con un flashback espeluznante diez años atrás y una coda final y soleada en 1967. Y en el condado de Wexford, la región natal de Black / Banville, dos horas y media en coche hoy al sur de Dublín. (Advierto que Quirke no se ha ido del todo: "¿Han advertido al doctor Quirke de que hay un cadáver de camino? Hacía poco que habían nombrado al doctor Quirke patólogo del Estado", leemos. "Tendría que preguntarle a Quirke, cuando volviera de su luna de miel", cuenta Strafford más adelante). Si es verdad que una novela policiaca fetén debe mostrar un cadáver en su inicio, Pecado cumple con creces: el sacerdote Tom Lawless aparece una mañana sobre el suelo de la biblioteca de una casa señorial (protestante) que solía visitar con frecuencia. Una puñalada en el cuello y los genitales amputados. La casa donde ocurrió el asesinato (descrita con demora tal que se convierte en una protagonista más) pertenece a los Osborne y cuando a ella llega el inspector Strafford algo detecta en el ambiente y da con ello: "No había nadie llorando".

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