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Fábulas de la tradición abjasia pasadas por el molde soviético

Iskander (1929-2016) fue autor de lengua rusa, pero lo que hace en verdad atractivo y sorprendente Sandró de Cheguem es que se trataba de un escritor abjasio, o sea, originario de ese pequeño territorio, apenas 8.600 km2, que intenta vivir al margen de la Georgia que vio nacer a Stalin. El tío Sandró es, en pocas palabras, un pícaro, y Cheguem es la ficticia aldea abjasia marco de sus aventuras. Iskander, defensor de la literatura como aldabonazo y consuelo, las compuso para romper con la ortodoxia gris de las directrices comunistas y, de paso, recordar y fantasear las historias de las gentes de Abjasia, sus tradiciones, sus miedos y esperanzas. Claro que, para no convertirlas en crónicas de una isla perdida, el novelista incardina esos relatos en el devenir soviético y, al hacerlo, forja un modo eficaz de desnudarlo. Una monumental y sorprendente aportación al conocimiento de la literatura rusa.

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